Faltando cuatro horas y media para volver a tomar la batuta del programa Jugando pelota dura (TeleOnce), Ferdinand Pérez volvía a sentir los nervios y la ansiedad de cuando se enfrenta a una experiencia por primera vez. “Es como si estuviera empezando, como los primeros días cuando arrancamos el juego”, expresó.

No es para menos. El presentador de radio y televisión regresa al ruedo después de una experiencia que, según confesó, lo llevó desde tocar fondo hasta conectarlo con su fe en Dios y recargarse de un nuevo entusiasmo por la vida.

Pérez recién terminó la etapa intensa de tratamientos para atajar el cáncer de cabeza y cuello que le fue diagnosticado el pasado marzo luego de notarse lo que en principio creyó que era un absceso de grasa en el área de la barbilla. A cerca de cuatro meses de escuchar lo que nunca pensó que le tocaría, pues no tiene historial familiar de cáncer, su mirada a la vida cambió por completo, sus prioridades son otras y ahora cada paciente que se le acerca, lo abraza y lo observa como otro veterano que, igual que él, libró una guerra.

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“Esto te cambia la vida por completo, te hace tomar una perspectiva de vida distinta. Por lo menos en mi caso me ha dado más ganas de vivir, unas ganas brutales de buscarle sentido a la vida y de que sea mejor”, subrayó por vía telefónica, ahora con una tesitura de voz menos grave, más pausada. “Uno automáticamente comienza a valorar las cosas que tiene, como la familia, la esposa, los hijos, los nietos, todo el mundo. En mi caso, estoy buscando cada momento para estar más cerca de Dios, tener más contacto, porque fue fundamental en todo esto que ha ocurrido. La conexión con Dios fue fundamental para salir del hoyo”.

Regresó al programa de TeleOnce después de una etapa intensa de tratamientos para atajar el cáncer.

Físicamente comienza a recuperar fuerzas y ha vuelto a la rutina de correr bicicleta por media hora diaria y de hacer ejercicios de resistencia. Lo que aún le tomará algún tiempo recuperar es el funcionamiento óptimo de la garganta, pues la radioterapia básicamente le seca o elimina la saliva, lo que le dificulta tragar. “Requiere todo el tiempo de estar hidratándome con agua”, dijo.

Pérez contó que el diagnóstico le llegó unos tres a cuatro días después de coincidir en una actividad con un “buen amigo oncólogo hematólogo”, a quien le habló de la “pelotita” que sentía estaba creciendo en el área de la barbilla, y de palparla, el especialista comenezó a sospechar. “Llega un momento en que te da un frío olímpico, de qué hago, no te atreves decírselo a la familia por no asustar, entonces empiezas ese debate interno y te quedas un par de días con eso por dentro y te frizas. Empiezan los malos pensamientos rápido, que el gran problema de esto es que la mente la pierdes; se te va por el camino de qué voy a hacer ahora, me queda esto, aquello y lo otro, qué van a hacer mis hijos, tantas cosas que uno tiene en la vida pendiente, y empiezas a sacar cuenta, hasta que llega el momento en que tienes que comunicarlo”, contó.

Afortunamente la esposa, Igrid Pagán; los hijos Frances, Anthony, Gabriel y Xavier; y los nietos Leean y Leevan Román, han sido sus sostén durante el proceso de la enfermedad. “El apoyo familiar es fundamental y rodearte de gente que domine el tema y te pueda ayudar y te pueda aconsejar también. En este caso, toqué base con un par de gente y descubrimos que no era un cáncer terminal, que se podía trabajar, que estaba a tiempo”, dijo.

Es un cambio de perspectiva de vida bien brutal, te cambia por completo a lo que aspirabas, a lo que querías hacer. Yo soy un ‘workaholic’, lo que hago es trabajar y trabajar, y ahora estoy con la mentalidad distinta. Quiero dejar de trabajar bastante y disfutar la vida, viajar, disfrutar a mis hijos, a mis nietos, y al mismo tiempo veo a un paciente de cáncer y lo tengo que ir a abrazar obliga’o, el cuerpo me pide abrazarlo, porque es como un veterano de guerra.

-Ferdinand Pérez, presentador de radio y televisión, sobreviviente de cáncer

“Nunca había pasado por una depresión”

El periodo en que Pérez tuvo que ser internado en el Centro Comprensivo de Cáncer fue cuando más vulnerable estuvo. Por primera vez experimentó los síntomas de una depresión, según reveló.

“Ahí toqué fondo, porque sentía que iba para atrás, no adelantaba. Estuve una semana con gelatina y me afectó mucho. Toqué fondo ahí (silencio), pero buenos amigos como el doctor Colón Grau llegaba todas las noches al hospital cuando más lo necesitaba, sin yo pedírselo”, compartió. “El proceso más difícil fue ese, la soledad en el hospital. Solamente estaba con mi esposa, no podía entrar nadie más a verme; tantos días allí, sin comer, caí en el fondo del mar. Pero, al mismo tiempo, me permitió reeencontrarme o encontrarme en oración con Dios, pude de alguna forma estar más cerca y tan pronto hice contacto con él, empezó a verse rápido mejoría”.

Además de sus nuevas ganas de vivir, el comunicador aguarda un deseo genuino por ayudar a quienes de diversas formas están siendo tocados por el cáncer. “Tengo unas ganas internas, lo que pasa es que no he podido definirlo todavía, de ayudar. Todo requiere de una planificación y definir bien cómo es que uno lo haría, pero tengo unas ganas de devolver lo que la gente me ha dado con tanto cariño, tanto amor, tantas oraciones, tantos buenos deseos, que quisiera salir corriendo a devolverle a la gente con algo, ayudar al pueblo con algo”, manifestó.

Como paciente se topó con la desinformación en torno a todo lo que sigue a partir de un diagnóstico. “Hay mucha desinformación en todo esto y también hay unos costos terribles, y mucha gente no lo sabe, y por ahí estoy empezando a buscar más información para ayudar más a la gente”, anticipó de lo que hará desde la plataforma que le permite el programa de televisión. “Vamos a buscar la forma de que, a través del programa y muchos colaboradores, tratar de ayudar a la gente, no solamente orientar, sino tratar de que los servicios sean mejores, que es lo más importante”, puntualizó.

Pérez regresaría al programa con la expectativa de retomar la conducción diaria, pero es consciente de que eso lo decidirá en el día a día, según la garganta se lo permita.