La sencillez que definió la personalidad de la actriz Carmen Belén Richardson impera hasta en la forma en que se llevan a cabo sus actos fúnebres.

Su hija adoptada, Waleska Robles, dijo que su madre quizás ni hubiese querido un velatorio.

“Ella era muy sencilla, ella no pidió nada”, comunicó Robles, una de los tres hijos de la artista fallecida el jueves a sus 73 años de edad por complicaciones en su larga enfermedad de fibromialgia.

Los dos  hijos que le sobreviven a Carmen Belén son Migbel y Eda Flores Richardson.  

En respeto a su estilo de vida, la familia solicitó a la prensa que no se tomaran fotografías en la funeraria González Lago, en Río Piedras, en donde el cuerpo estaría expuesto hasta hoy, sábado.

En la capilla, donde mismo velaron al padre de la presentadora Sonya Cortés, colocaron varias fotografías de la santurcina.

“Queremos que Puerto Rico la recuerde con mucho amor”, agregó Robles.

La madre de la actriz, Carmen Becerril, de 100 años de edad, se describió como una mujer fuerte y, a juzgar por su temple en la tarde de hoy, no habría por qué dudarlo.

Con voz firme y la mente clara, Becerril contó cómo crió sola a sus hijos tras la muerte de su esposo, Samuel Richardson Rivera. Para entonces, Carmen Belén tenía cuatro años de edad.

Apoyada de un bastón, la anciana recordó que su hija terminó sus estudios de escuela superior y le dijo: “Voy pa’ San  Germán a estudiar arte dramático”.

 Pero, en su camino se cruzó con el productor Tommy Muñiz y la dirigió hacia El colegio de la alegría.

“Los Muñiz le cogieron tanto cariño a ella, que empezó con ellos como ‘Lirio Blanco’”, recordó Becerril poco antes de pasar a la capilla, como antesala a la despedida de su hija.

El cuerpo de Carmen Belén descansará desde hoy en el cementerio Borinquen Memorial III, en Carolina.