La realidad del caso es que entré a ver la nueva cinta de Pixar, “Elemental”, con bajas expectativas. Esto se debió a dos cosas: la pobre campaña publicitaria que se le ha dado a la película, lo cual me hizo dudar del tipo de fe que el estudio le tenía a su propio proyecto, y el estilo de animación que habían elegido. Mis miedos desaparecieron totalmente tan pronto la película comenzó.

“Elemental” es un proyecto hermoso de principio a fin. Es impresionante lo que el director Peter Sohn y sus animadores han hecho con el diseño artístico de estos personajes y con sus distintos ambientes. Por lo único que estoy decepcionado es porque la historia no tuvo el tiempo de explorar los hogares de cada elemento y cómo funcionaban como sociedad. Esta aventura animada no tan solo incluye un romance adorable entre los personajes principales, sino que también funciona como un reflejo hermoso de la vida de las personas y familias inmigrantes y las luchas con las que estos batallan día a día.

Definitivamente esta película la pueden disfrutar todos los miembros de la familia, pero los mensajes y temas que toca a través del transcurso de la historia son solo para adultos. Si recuerdas el tipo de cinta que fue ‘Soul’, también de Pixar, pues este proyecto se encuentra en esa misma vena. Los niños gozarán de los chistes y de la animación colorida pero los adultos tendrán mucho de qué pensar tan pronto salgan de la sala.

La historia sigue a “Ember” y a “Wade”, dos elementos pertenecientes a las comunidades de fuego y agua que forman una relación indebida ya que el tipo de seres que son no les permite estar juntos. Aún así, la vida parece tener otros planes para la historia de ellos y sus familias. Las actuaciones de voz en esta cinta también son excelentes y le hacen justicia a los distintos tipos de personajes que se han animado.

Te recomiendo que veas “Elemental”, la cual está disponible en cines ahora, y que lleves pañuelos porque Pixar no falla en nuevamente hacernos llorar descontroladamente. Aunque esta vez es de una manera justificada y no por el mero hecho de querer hacernos llorar.