Una visita al otorrinolaringólogo cuando tenía siete años le dejó saber a Misael González, que quería ser doctor.

Los instrumentos que utilizó el galeno para chequearlo lo dejaron fascinado y desde entonces los regalos que esperaba con ansias estaban relacionados a la medicina.

Ya a los 17 años, Dr. Misael había entrando a la escuela de medicina de su país, Cuba.

Luego de graduarse y ejercer como pediatra por un tiempo, el médico se radicó en Miami, y allí empezó de nuevo, pues tuvo que revalidar otra vez.

En 1998, comenzó la práctica en Florida, y no le tomó mucho tiempo darse cuenta que cuando hacía una consulta no sabía si estaba ante un paciente o un posible conflicto legal.

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 Algunas de las experiencias que ha vivido desde entonces, ya han pasado 19 años, las plasmó en su nuevo libro, Secretos de médico: Las cosas que nunca esperé, que presentará en Puerto Rico esta semana.

 “Con este libro necesitaba liberar ciertas cosas. Todo muchacho que quiere ser médico, quiere servir, porque la medicina es una carrera de servicio. Inmediatamente uno quiere ayudar a la gente a curarse. Pero después te empiezas a encontrar con cosas que no te esperas, como que muchas de las enfermedades que hay no tienen cura, los misterios que hay con la industria farmacéutica y los problemas con las aseguradoras”, dijo el doctor.

Son numerosas y grandes las diferencias que el galeno encontró en la práctica y sistema de salud estadounidense.

Al Dr. Misael le es difícil asimilar que en Estados Unidos el promedio que le toma a un médico consultar a un paciente son siete minutos.

“Como médico a mí me gusta explicarle a un paciente por qué le estoy enviando esa medicina, lo importante que es tener controlada la presión o la diabetes. En Estados Unidos la mayoría de médicos no hace eso, porque no tiene tiempo y tiene que usar el tiempo para tratar la enfermedad y seguir para delante”, indicó el galeno, que dice le toma hasta 45 minutos con pacientes nuevos.

Aunque empezó en pediatría en Cuba, en Estados Unidos Dr. Misael se especializó en medicina antienvejecimiento, pues cree en la medicina preventiva.

“Hoy día es más fácil darte algo para la acidez, que buscar la causa de la acidez. Realmente, el que inventó la pastillita para la acidez sabe que vas a estar tomando la pastilla por 20 años, y va a estar haciendo ganancia de eso. En lugar de buscar la causa y tratar realmente de curar o resolver la acidez”, indicó.

 Unos años después de estar ejerciendo su práctica, al doctor le surgió la oportunidad de participar en programas de televisión.

 Entre sus colaboraciones la más notoria es en el programa de Telemundo, Caso cerrado, conducido por Ana María Polo.

Esa exposición ha convertido al Dr. Misael en una figura muy conocida, de modo que donde quiera que esté es abordado por espectadores.

 Sin embargo, al galeno no le gusta que se le imparta notoriedad no adecuada a su profesión, pues no quiere que se distorsione el objetivo de su misión.

“Con el paso de los años la gente me da gracias. Donde quiera que he ido la gente me dice, ‘doctor gracias, porque aprendo con usted’. Realmente uno se da cuenta de que está haciendo algo positivo que no tiene que ver con estar en televisión o ser figura pública. Inclusive, cuando alguien me dice, ‘ahí llega el artista’, le digo no soy ningún artista, soy médico. A veces eso suena hasta ofensivo o burla, porque tengo un compromiso social”, dijo.

 Para el doctor es bien importante que estudiantes de medicina lean su libro, pues quisiera que les ayudara a que no pasaran por las mismas situaciones que tuvo que enfrentar al llegar a Estados Unidos.

En el libro hace el relato de los momentos más relevantes de su carrera médica en 25 años.

Sobre esas experiencias y otras Dr. Misael hablará el jueves 31 de agosto, a las 6:30 de la tarde en The BookMark, en San Patricio, y el 1ro de septiembre, a las 7:00 de la noche, en la librería Casa Norberto, en Plaza Las Américas.