Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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El aclamado estudio Pixar incursiona en el mundo de las princesas con Brave, una tierna historia maternal matizada con fantásticos elementos de los cuentos de hadas y en cuyo centro encontramos a “Merida”, una rebelde doncella que, en contraste a Cenicienta, Blancanieves y Aurora, lo que menos le interesa es encontrar a su príncipe azul.
“Merida” es la primera protagonista femenina de una producción de Pixar y hace su llegada con tenacidad y fuerza para colocarse -junto a Buzz Lightyear, Dory y Wall-E- como uno de los mejores personajes del estudio en dejar una primera gran impresión. Si al final no resulta tan memorable como ellos, sólo se debe a la simpleza del guión que no aspira a más que una sentimental fábula sobre la eterna lucha entre las inclemencias del destino y los deseos del corazón.
Contrario a lo que actualmente es la norma en la publicidad fílmica, el estudio ha realizado un magnífico trabajo al mantener escondidos los aspectos más fantásticos de la trama, por lo que me circunscribo a los acontecimientos del primer acto. Kelly MacDonald da vida con su fuerte acento escocés a “Merida”, princesa de Escocia, en cuyos hombros recae la responsabilidad de elegir un esposo de entre los hijos de tres aliados del rey para mantener la armonía en el reino.
La hermosa pelirroja heredó el espíritu guerrero de su padre, el rey “Fergus” (Billy Connolly), conocido por toda Escocia por su legendario combate contra un feroz oso que le comió una pierna. Su desafiante actitud contrasta con la de su madre, “Elinor” (Emma Thompson), quien intenta inculcarle los deberes y modales a una futura reina que prefiere montar a caballo y practicar sus destrezas con el arco y flecha.
Cuando “Merida” desafía la tradición y se niega a elegir un pretendiente, el conflicto entre ella y su madre escala precipitadamente, lo que lo lleva a tomar una abrupta decisión en un intento por cambiar la anticuada manera de pensar de su madre con la ayuda de… alguien, que coloca en justa perspectiva sus respectivos puntos de vista en torno al matrimonio.
Su experiencia con el filme dependerá de cómo asimile los elementos que los directores y guionistas Mark Andrews, Brenda Champman y Steve Purcell introducen en el segundo acto y que cambian por completo el desarrollo de la trama. Estos van más a tono con producciones de Disney que con las del mismo Pixar, cuyas mejores películas esconden temáticas adultas detrás de su apariencia infantil. Aun así, la conclusión carga con el impacto emocional que estamos acostumbrados a esperar ellos.
La animación es gloriosa, aunque en términos de escenarios ciertamente es la propuesta más limitada de Pixar, concentrándose en un castillo y sus alrededores. El diseño de “Merida” en especial, con su bella y resplandeciente cabellera minuciosamente animada para que podamos apreciar cada rizo, representa uno de los mayores logros de la producción en términos estéticos.
Las miras del estudio no habrán estado tan altas en Brave como en sus largometrajes más ambiciosos, pero se mantienen muy distantes de la mediocridad de la descarada intención comercial de Cars 2, el único desliz creativo de su historia. Esta probablemente no será una de las películas favoritas de Pixar entre los cinéfilos, pero es una sólida entrada en la filmografía de un renombrado estudio al que no se le pueden exigir clásicos anualmente. Hay que amarla por lo que es, y lo que es lo hace muy bien.
P.S. El cortometraje La Luna, que precede a Brave y estuvo nominado al Oscar, es otra pequeña joya de Pixar.