En medio del éxito que le arropa por ser de los pocos actores puertorriqueños con taller fuera de la Isla, Braulio Castillo, hijo, se siente pleno porque, aparte del trabajo, también ha encontrado el balance de su vida a través del amor.

El veterano actor, que le da vida al villano mujeriego “Renato Betancourt” en la telenovela El talismán que estrena hoy, lunes, a las 7:00 p.m. por Univisión, se distancia de este personaje en su vida real, puesto que vive un intenso romance con su compañera, la periodista Patricia de la Torre.

Debido a que se encuentra en Miami grabando el melodrama desde diciembre, revela a Primera Hora que “a mí me hace mucha falta Patricia que ha traído a mi vida un balance y una felicidad absoluta. Ella ha sido un regalo de Dios”.

“Los dos tenemos una relación muy linda (hace casi tres años) y ambos hemos trabajado muy duro por mantener esta relación, porque por la distancia uno puede amar a una persona, pero el tiempo te va a cobrar algo eventualmente. Uno en la vida tiene que tomar decisiones importantes y no voy a jugar con una relación tan hermosa como la que tengo”, sostiene el artista.

Es por ello que el veterano actor no contempla trabajar en algún otro melodrama en el extranjero, pues sus planes son regresar a la Isla y trabajar en varios proyectos relacionados con la actuación. De esa manera no sólo estará cerca de su amada, sino también de sus padres y de sus tres vástagos, Braulio (19), Damián (16) y Fabiana (13), procreados en el matrimonio que tuvo con Socorro Basora.

Braulio estuvo en Puerto Rico parte de las Navidades y disfrutó de las Fiestas de la Calle San Sebastián, pero asegura que, desde entonces, no ha compartido con sus hijos y “se me hace bien difícil estar sin verlos”. En cuanto a sus padres, dice que también necesita estar cerca de ellos, porque “papi (el legendario actor Braulio Castillo) y mami están dando señales de que la edad los va incapacitando de hacer ciertas cosas... y no es lo mismo”.

Disfruta ser villano

Braulio Castillo, hijo, disfruta mucho su personaje de “Renato Betancourt” –cuyo nombre original era “Renato Leduc”, pero la producción le cambió el apellido–, porque con los villanos se ha ganado el respeto en su campo y son los que le han abierto las puertas internacionalmente.

“A mí me encanta este tipo de papel porque no me gusta hacer lo mismo. Creo que en mi carrera los personajes de villano, de un inescrupuloso y medio arrastrao son los personajes que más éxito me han dado”, reitera el artista, que también se destacó en producciones de Telemundo como El fantasma de Elena y Aurora.

Cuenta que “Pedro Antonio Arizmendi” fue un villano que caracterizó en el culebrón Tanairí (1985) que le valió la oportunidad para que lo consideraran para papeles protagónicos. Recuerda, además, que en la telenovela Señora Tentación (1994), protagonizada por Lucía Méndez y Danilo Santos, encarnó a “Alirio Moncada”, que era un maltratante.

En Colombia interpretó a su personaje favorito, el malvado “Francisco Grijalba” para Eternamente Manuela (1995), bajo la dirección del renombrado actor Miguel Varoni.

“Este personaje era un un villano educado y elegante a diferencia al que hago ahora (“Renato”) que es un vividor y mujeriego, aunque simpático, pero con una torpeza…”, detalla el galán.

Respecto a “Renato Betancourt”, personaje que el público va a poder disfrutar a partir del capítulo nueve de El talismán, cuyos protagonistas son Rafael Novoa y Blanca Soto, agrega que “a él le encanta vivir del dinero que le puede sacar a las mujeres con chavos, porque no le gusta meterse con las pelás”.

Como parte de la trama, él estará desesperado porque lleva tiempo sin una de esas conquistas y se obsesiona por encontrar a una mujer de la que pueda vivir. Es entonces que conoce a “Elvira Nájera” (Julieta Rosen), pero “lo que él no sabe es que ella se las trae y ahí viene la parte hasta jocosa de este personaje”.

Confiado en la producción local

Sin perder la esperanza de que Puerto Rico vuelva a ser una plaza importante de producción de telenovelas, Braulio Castillo, hijo, siente que se necesita más calidad de proyección y mercadeo para lograrlo. Éste es un tema del que el intérprete afirma que se podría conversar por varios días, sin embargo, revela sentir que “el problema radica en que mientras se produjo novelas en Puerto Rico no se hicieron pensando en la competencia que enfrentaban fuera del país. Nunca se hicieron midiéndose con la competencia, siempre se quedaron desde un punto de vista insular y, en cuanto a la calidad, se quedó estancado y en los elementos de producción nos quedamos también un poquito atrás”.

“Yo regreso esperanzado completamente en que Puerto Rico va a levantarse en la parte artística y la dramática con producciones nacionales, pero tienen que haber muchas personas inyectando ese entusiasmo. Yo regreso con esa misión”, reflexiona el actor que en la última telenovela que actúo en la Isla fue en Dueña y señora (2006).