La actriz mexicana Angélica Rivera se dispone a estelarizar en la vida real la historia que ningún libretista fue capaz de escribir para ella en telenovela alguna: la de una actriz que se convierte en primera dama de México.

Con el triunfo de su esposo, Enrique Peña Nieto, en los comicios del pasado domingo, esta historia se convirtió en realidad.

La presencia y figura de Rivera, quien se diera a conocer en el ámbito de las telenovelas con Alcanzar una estrella (1991) y La dueña (1995), así como en Destilando amor (2007), en la que se hizo con el apodo de “Gaviota”, basado en este personaje estelar, no sólo contribuyó a llenar de un color más popular la campaña política de su esposo, sino que la impulsó con su papel activo en eventos proselitistas y las redes sociales en apoyo al candidato priista, y de seguro hará que esta incumbencia sea una de las más seguidas en cuanto a cobertura mediática.

Un ejemplo de cómo supo apoderarse de las herramientas de un actor fue a través del poder de identificación que pueden surtir los vestuarios, ya que en más de una ocasión visitó los diversos estados de México junto con su esposo ataviada con el traje típico de esa determinada localidad.

La actriz de 42 años y Peña Nieto, de 45, contrajeron nupcias en noviembre de 2010.

La pareja inició su romance luego de que la actriz promocionara la imagen del político durante su gestión como gobernador del Estado de México (2005-2011).

La unión de la pareja significó, además, la reunión de sus seis hijos procreados en matrimonios anteriores.

Rivera tuvo tres hijas con el productor José Alberto Castro, hermano de la actriz Verónica Castro, mientras que Peña Nieto igual número con su primera esposa, Mónica Pretelini, quien murió en 2007.

Peña Nieto tuvo, además, dos hijos de relaciones extramatrimoniales, uno de ellos ya fallecido.