Carolina.  Durante 18 años, Yarleen Santiago se entregó en cuerpo y alma  al deporte de la malla alta. En el proceso, se convirtió en una de las mejores exponentes de la disciplina, no solo en el voleibol de sala  donde inició su exitosa carrera, sino que además  en el voleibol playero.

Anunciar formalmente su retiro del deporte que todavía  le apasiona no fue fácil para la también esposa y madre, pero una grata noticia facilitó, al menos un poco, el doloroso proceso de ponerle punto final a esta etapa de su vida.

“La decisión de retirarse no es fácil para ningún atleta”, reconoció Santiago en una visita realizada por Primera Hora a su hogar en Carolina.

“Cuando terminé el pasado ciclo (2009 a 2012) comencé a orar y le estaba pidiendo a  Dios que me diera dirección. Le dije que ya tengo 35 años y que quiero hacer su voluntad. Le decía que ya estaba un poco cansada de jugar y que no me gustaría  estar en otro ciclo porque es muy sacrificado para la familia”, enfatizó Santiago.

Por los pasados cuatro años, y luego de concluir una envidiable carrera en el voleibol de sala y con la Selección Nacional, Santiago capturó múltiples logros en las arenas nacionales e internacionales del voleibol playero, incluyendo la primera presea (plata) para una dupla femenina boricua, junto con Dariam Acevedo, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2010 en Mayagüez, más la histórica medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de 2011 en Guadalajara, México, con Yamileska Yantín.

Madre de Jaime Yadriel (de 12 años) y esposa del también estelar ex voleibolista Jaime Matos, Santiago dijo que prácticamente abandonó a su familia para cumplir con sus compromisos en el voleibol playero.

“Lo digo en el sentido de que en el voleibol playero se viaja mucho más que en el de sala. Si me hubiese quedado otro ciclo con miras a llegar a Río de Janeiro (Brasil, sede de las Olimpiadas de 2016), hubiese tenido que estar, como mínimo, dos años en la Gira Mundial de la FIVB (Federación Internacional de Voleibol) para lograrlo y, en el proceso, exponer a mi familia a otro sacrificio en el cual no estaría con ellos”, indicó la versátil jugadora.

En el proceso de análisis, Santiago recibió la señal que tanto estaba esperando al conocer que está embarazada. “¡Creo que ésa fue la respuesta!”, destacó Santiago.

“¡Si con uno (hijo) era difícil, con dos es bien difícil... no imposible, pero bien difícil! Ésta es la respuesta; creo que llegó el momento (de retirarme) y estoy sumamente contenta. Estoy muy feliz porque lo puse todo en las manos de Dios y estoy muy satisfecha con mi carrera. He sido una jugadora muy bendecida y no me puedo quejar”, recalcó Santiago.

La gran decepción

Santiago y Yantín, la pareja nacional número uno de Puerto Rico se ganó la oportunidad de participar en el Torneo de Repechaje Mundial de la FIVB en Rusia. El evento representaba la última oportunidad de la dupla femenina de obtener un boleto de entrada a las Olimpiadas de Londres 2012.

Sin embargo, un costoso error por parte de la Federación Puertorriqueña de Voleibol (FPV) evitó que Santiago y Yantín pudieran tramitar a tiempo sus visas y pasajes para participar en el torneo en Rusia. Así se cerró la última puerta que les pudo haber dado la ansiada clasificación olímpica y la oportunidad de convertirse en apenas el segundo equipo de voleibol (el primero y único equipo de voleibol en participar en unas Olimpiadas lo fue la pareja de Raúl Papaleo y Ramón “Monchito” Hernández en el torneo playero de Atenas 2004), y la primera mancuerna femenina, en ver acción en el máximo escenario deportivo del mundo.

“A veces hablo de eso y es una mezcla de sentimientos, y se me pueden aguar los ojos, porque de haberme sacrificado y sacrificar a mi familia, terminar de esa forma es bien difícil. Es difícil entenderlo, asimilarlo y aceptarlo pero, por el otro lado, pienso que Dios tiene el control de todas las cosas y sabe lo que hace. Londres no estaba para mí… cuando puedo ser madura espiritualmente es de la única forma que lo puedo aceptar. Sí, se cometieron muchísimos errores y hay muchas cosas que fueron injustas, pero la realidad es que todo pasa por algo”, reconoció Santiago.

Aunque por un lado perdió la oportunidad de competir en unas Olimpiadas, incidente que le provocó caer en una depresión, la luz la tocó nuevamente al recibir la oportunidad de trabajar en las transmisiones oficiales de la cobertura de las Olimpiadas.

“Comencé a trabajar en la televisión, que fue algo que me encantó y que me gustaría tener otra oportunidad en un futuro, y tuve el privilegio de laborar en las transmisiones de los Juegos. Eso fue algo bien grande para mí porque  Puerto Rico hizo historia y yo, en cierta manera, fui parte de esa historia y la pude compartir, además de que fue un gran proceso de aprendizaje para mí”, añadió la jugadora, quien cuenta con un bachillerato en comunicaciones.

Recupera el tiempo perdido con su familia

Luego de 20 años de sacrificios, Santiago indicó que se ha convertido en la fanática número uno de su hijo Jaime Yadriel, quien juega tanto baloncesto como voleibol con el colegio San José.

“¡Me estoy disfrutando esta nueva etapa de poder ser… no sé, ama de casa! (se ríe) Después de perderme tantas cosas de mi hijo en estos últimos cuatro años, ya no me pierdo sus juegos. Hubo tantos momentos en los que mi corazón de desgarró porque venía donde mí emocionado por algo que iba a hacer y le tenía que decir ‘papi, yo me voy de viaje’… En un viaje a México en el cual me acompañaron Jaime y Yadriel estaban hablando de un suceso que ocurrió en Puerto Rico. Yo le dije ‘¡ay, yo no estaba!’ y Yadriel me contestó ‘mami, ya yo me estoy acostumbrando’… eso fue bien fuerte para mí”, dijo Santiago.

Aunque Santiago dijo que Jaime Yadriel es su fanático y crítico número uno, ese comentario polarizó en la atleta de 35 años la decisión de retirarse. 

Exitosa en ambas disciplinas

Muy pocos atletas pueden completar la transición de una disciplina deportiva a otra en apenas un ciclo olímpico, pero tanto Santiago como Acevedo, Yantín y Tatiana Encarnación lo lograron en el pasado ciclo competitivo. Pero para una atleta que se exige lo máximo como Santiago, rendirse no estaba en su vocabulario.

Antes de dar el salto de lleno al voleibol playero, la espigada rematadora representó a las Ganaderas de Hatillo, las Capitanas de Arecibo, las Gigantes de Carolina y las Criollas de Caguas. Con Carolina ganó sus tres campeonatos en la Liga de Voleibol Superior Femenino (LVSF) en las campañas de 2003, 2004 y 2006. Y con la Selección de sala participó en Mundiales, Centroamericanos, Panamericanos y Campeonatos Norceca. Al igual que otras jugadoras de su generación, la única meta que se le escapó la ansiada clasificación olímpica.

“En sala jugué todas las posiciones menos colocadora. Mi punto de vista es que cuando haces algo, tienes que hacerlo al máximo, dar lo mejor; trabajar para ser la mejor. Creo que eso aplica en todo en la vida. Yo me fui a la Universidad de Arkansas con apenas 17 años, cuando todavía no eres adulto, por lo que tuve que madurar antes de tiempo. Eso también es parte de ese carácter y disciplina que desarrollé”, explicó Santiago.

Precisamente, Santiago pasó por las manos de múltiples entrenadores veteranos a los que la jugadora agradeció por su desarrollo, en especial a Víctor “Serrucho” Cruz y Joseph Rivera.

“¡El dúo de la historia de Arecibo! (se ríe) Ellos fueron dos de las personas a las que tengo que agradecer infinitamente. También hay una amiga de mi mamá de nombre Waleska, que no recuerdo el apellido ahora mismo, que la primera vez que me vio le dijo a mi mamá que me llevara para jugar con su equipo. En ese momento yo no jugaba nada y no había estado en un equipo. Ella me introdujo al mundo del voleibol, pero mi formación se la debo al dúo de la historia. Ellos desarrollaron a muchas jugadoras y todavía están trabajando”, enfatizó Santiago.

De igual manera, Santiago agradeció a su mentor con las Gigantes de Carolina y en la Selección Nacional de sala, Juan Carlos Núñez, al igual que al técnico de las Razorbacks de Arkansas, Chris Poole y al entrenador nacional de voleibol playero, Enrique “Kike” Pérez.

“En los tres campeonatos que gané con Carolina, yo me atrevería a decir que si nosotras no hubiésemos estado al mando de Juan Carlos Núñez posiblemente no hubiesen sido tres títulos. Me gustó trabajar mucho con él porque es una persona sumamente disciplinada, profesional y es un conocedor de este deporte”, destacó la jugadora.

“Hay pocas personas en la liga que yo conozco que tienen esos conocimientos y de poder darte las herramientas necesarias para poder ejecutar. Antes de cada partido estudiábamos las fortalezas y debilidades de cada equipo para contrarrestarlas con nuestras fortalezas. Esas herramientas no te las da todo el mundo. Disfruté mucho esos tres campeonatos, aparte de que cuando estuve con la Selección (de sala), fue una de las personas responsables de moverme de posición y que me dio la confianza para jugar como líbero”, dijo Santiago.

Se hubiese adentrado en el voleibol playero mucho antes

Santiago reconoció que, aunque no se arrepiente de nada de lo que logró a lo largo de su carrera, si admitió que de poder darle marcha atrás al tiempo hubiese dado el salto al voleibol playero más temprano.

“No me arrepiento de nada, pero si pudiera darle marcha atrás al tiempo te diría que me hubiese dedicado al voleibol playero un poco más; quizás hubiese estado dos ciclos en la playa. Con dos ciclos en la playa hubiese sido, tal vez, un poco diferente. Pero no me puedo arrepentir; estoy contenta, tuve tres campeonatos en Carolina, me cambiaron y luego estuve en dos finales más. Todo se dio, yo creo, cuando se tenía que dar. Cuando me retiré del voleibol de sala y me dediqué a la playa fue porque iba a representar a Puerto Rico en los Centroamericanos en Mayagüez. A lo mejor si hubiese comenzado un poco antes ganábamos la medalla de oro (se ríe)… pero no hay arrepentimiento”, dijo Santiago.

Y en cuanto a su retiro definitivo, Santiago dijo que “uno debe terminar en el tope y quiero que la gente y los fanáticos me recuerden como la gran jugadora que fui y no, tal vez, como la jugadora que intentó jugar a sus 35 años y no pudo aguantar el empuje y el nivel. Hay que reconocer la realidad y cuando llegó tu momento, pues llegó. Hubiese detestado haber jugado un año más y que dijeran ‘qué buena fue en su momento’, o ‘Yarleen no es ni la sombra de lo que era’. Eso me hubiese dolido mucho, así que pienso que ha sido una decisión más que inteligente”, finiquitó Santiago.