La velocidad y fuerza del voleibol masculino es tal que un punto puede durar sólo tres segundos.

Y sepa -lector- que en esos tres segundos hay un mínimo de cuatro acciones: servicio, recepción, acomodo y ataque.

Haga -lector- el ejercicio mental de contar a tres y notará cuán rápido está el voleibol masculino. O mire el video debajo de estas línea, que documenta un punto del segundo juego de la serie final de Voleibol Superior entre los Mets de Guaynabo y los Caribes de San Sebastián y verá la rapidez con que se hace un punto. En el video, el punto se hace en cuatro segundos, pero note que el acomodo es alto, no en flecha, lo que extiende el tiempo.

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La fuerza del juego es lo que hace el voleibol masculino actual tan rápido y complicado, sobretodo para la línea de pase y para la defensa, que tiene muy poco tiempo para reaccionar y tratar de ser preciso en su contacto del balón porque menos que eso llevará al equipo a entregar el balón, explicó el dirigente de los Mets, Jerry De Jesús.

“El juego está complicado por la velocidad. El punto de reacción está complicado, es bien corto”, dijo.

De acuerdo a varias fuentes, la velocidad del servicio de voleibol masculino a nivel de NCAA promedia 73 millas por hora. A nivel internacional, la velocidad del servicio está en 80 millas por hora. Al cubano nacionalizado polaco, Wilfredo León, le han medido el servicio a 84 millas por hora en acción de juego, de acuerdo a World Volleyball.

Batista cree que el servicio del Voleibol Superior se asemeja al de la NCAA.

“Pero está más rápido que, inclusive, el servicio de nuestra mejor Selección”, agregó De Jesús al señalar a la Selección liderada por Héctor ’Picky’ Soto en los 2000 y 2010.

Esa velocidad, ya sea en la NCAA o a nivel profesional, pone a la línea de pasadores que recibe el balón en mentalidad de hacer lo mejor posible, en vez de buscar precisión, dijo el pasador de los Caribes de San Sebastián, Jackson Rivera, quien opina que el servicio en la serie final del Voleibol se asemeja más al del voleibol internacional.

“Se está viendo el servicio de Pelegrín Vargas, hijo, de Inovel Romero, el de Jalen Penrose, el de Hisham Yousri. Los nativos también están sirviendo así, como Pedro Molina, aunque Pedro no está jugando aquí. Se está viendo un servicio internacional en la final que yo no veía antes. Antes eran los refuerzos, pero los nativos también están sirviendo así“, dijo Rivera, un veterano de 22 años en el Voleibol Superior.

“Y en mi posición uno lo que puede hace es estar relajado. Tiene menos de un segundo para decidir si el servicio es bueno, si va a los lados o hacia el frente. Si tienes tensión, no te puedes mover. Y ante un servicio así lo mejor que puedes hacer es pasar el balón al centro del campo para darle al acomodador al menos dos opciones. Si buscas precisión, lo más seguro es que el pase irá por encima de la malla, un ‘overpass’“, agregó.

Se ha calculado que la línea de pasadores que recibe el servicio tiene entre .06 y 1.1 segundos para reaccionar al servicio, tomar posición y postura y dirigir el balón, según World Volleyball.

Súmele a la velocidad del saque, la acción acelerante del acomodador al brincar para poner más temprano sus manos en la recepción en vez de esperar ésta parado en la superficie, así como la velocidad que le pone a la colocación, como el un balón en flecha.

Y añádale la velocidad del ataque a la ecuación para completar que un punto en este voleibol masculino actual se puede hacer antes de contar cuatro segundos.

Según estudios, la velocidad del ataque es comparable con la del servicio. La diferencia es que el ataque recorre mucho menos superfiecie que el servicio, posiblemente la mitad, lo que le hace lucir el ataque más veloz y poderoso.

Un servicio viaja aproximadamente 52 pies de distancia. Un ataque a la misma velocidad del servicio viaja entre entre 10 y 12 pies, si el punto de contacto inicia en la malla.

El resultado es que la velocidad del ataque complica la defensa y finaliza el punto antes de llegar a contar cuatro segundos.

El líbero de los Mets de Guaynabo, Árnel Cabrera, dijo que no es mucho lo que puede hacer un defensa ante un ataque a 80 millas por hora recorriendo 12 pies desde el punto de impacto hasta la superficie.

“No se puede hacer tanto”, dijo Cabrera. “Lo más que puede hacer es posicionarte bien, de acuerdo a las tendencias del atacante. A veces no ves el ataque, otras veces tienes suerte, porque te ubicaste bien”.