La travesía de Glorimar Ortega
Comenzó el año en Caguas, fue cambiada a Corozal y hoy está jugando la final.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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La planificación del regreso a las canchas de voleibol de Puerto Rico de la veterana acomodadora Glorimar Ortega era la definición de sencillez: readquirir su condición de juego, reacoplarse al conjunto de las Criollas de Caguas que guió al campeonato de la Liga de Voleibol Superior Femenino (LVSF) en el 2011 y continuar escribiendo páginas en la historia de su exitosa carrera en el voleibol profesional.
Aunque a fin de cuentas Ortega logró todas las metas que trazó en su plan, el destino la obligó a atravesar un camino marcadamente distinto al que pensó que pisaría, al punto de terminar en otro sexteto.
Su travesía comenzó prácticamente a una semana de dar a luz a su hijo, motivo por el cual la ex colocadora nacional perdió la campaña de 2012.
“Di a luz un 13 de junio, que recuerdo que fue un miércoles, y ya al próximo miércoles comencé a correr lo que podía. Me levantaba a las 5:00 de la mañana para ir a la pista, luego salía para mi trabajo, y al terminar de trabajar, era directo al gimnasio y después a la cancha… trabajé muy duro”, explicó Ortega a Primera Hora.
Sin embargo, su regreso a la plantilla criolla no transcurrió de la manera que esperaba, pues comenzaron la campaña incompletas y el equipo no tuvo el desempeño deseado.
En un momento dado, Ortega pasó al banco de las Criollas con la llegada de la acomodadora refuerzo Alisha Glass.
“Fue la primera vez en mi carrera que me sentaron en el banco y que me sustituyeron por una refuerzo estando, además de estar jugando con un equipo incompleto. La gente comenzó a decirme que me tenía que retirar y que ya no servía. Me humillaron, me pisotearon”, recordó Ortega.
No pasó mucho tiempo antes de que el equipo decidiera cambiarla a las Pinkin de Corozal por la también colocadora Michelle Nogueras, algo que Ortega no esperaba.
“Admito que cuando me cambiaron, yo iba llorando de camino a Corozal. Me dije: ‘Dios mío, ¿qué yo voy a hacer?’. Cuando llegué al equipo, que no sabía ni dónde pararme, la jugadora que fue a donde mí me echó el brazo y me dijo: ‘Olvídate de eso y sigue para adelante’ fue (la refuerzo dominicana) Prisilla Rivera. Me dijo: ‘Ahora tú eres una Pinkin de Corozal’ y por ahí seguimos”, recalcó Ortega.
Ortega debutó en uniforme de las Pinkin el 8 de marzo, un día después de derrotar a las Indias jugando con las Criollas, y llevó al equipo a una victoria en tres sets sobre las Vaqueras de Bayamón.
Ortega se ganó el respeto de los fanáticos de Corozal, pues trajo al equipo de los últimos lugares en la tabla global para terminar quinto. Del mismo modo, las Pinkin arrasaron en los cuartos de final y despacharon a las Leonas de Ponce en cinco partidos en la semifinal para llevar a Corozal a su cuarta final en los últimos seis años.
“Lamentablemente, en Puerto Rico, están bien equivocados cuando creen que las mujeres, después de que tenemos hijos, no servimos. Es todo lo contrario; nuestro cuerpo y mente maduran y nuestro rendimiento mejora”, sentenció Ortega.