Howard García continúa el legado familiar brillando con los Caribes en la final de la LVSM
El colocador es nieto de un inmortal del Pabellón de la Fama del Deporte Puertorriqueño e hijo de un exjugador del Equipo Nacional de voleibol.
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San Sebastián. Howard García, colocador de los Caribes de San Sebastián en la Liga de Voleibol Superior Masculino (LVSM), no solo lleva el voleibol en la sangre, sino un linaje que ha dejado su huella en el deporte puertorriqueño en general.
Siendo el nieto de Astolfo García, legendario entrenador de atletismo e inmortal del Pabellón de la Fama del Deporte Puertorriqueño, e hijo de Erico García, exjugador de la LVSM y la Selección Nacional, Howard parecía destinado a destacarse en una de estas disciplinas, aunque el voleibol fue lo que se le inculcó desde pequeño.
“En mi casa, siempre se ha practicado deporte, así fuera pista y campo, béisbol, baloncesto o voleibol. Mi papá se tuvo que retirar por el trabajo, pero jugó con Guayanilla, Moca, San Germán y Cabo Rojo. Para mí, fue una leyenda y lo es todavía. Siempre me inculcó la disciplina, el entrenamiento y trabajar las horas extras porque sabía mi potencial”, compartió Howard en una entrevista con Primera Hora.
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“Desde que tengo uso de razón, estoy jugando voleibol. Empecé a jugar a eso de los ocho años. A esa edad, ya jugaba con mi hermano mayor en categorías mayores, donde jugaba de libero hasta que me empecé a desarrollar y tomé la posición de colocador”, relató sobre su trayectoria en el deporte de la malla alta.
Howard, de 31 años, inició su carrera en el Voleibol Superior con los Caribes en la temporada 2013, el mismo equipo con el que ahora disputa la final contra los Mets de Guaynabo. Esta es su tercera aparición en una serie de campeonato con el sexteto pepiniano, tras caer ante los Mets en la final de la campaña 2016, celebrada en febrero de 2017, y coronarse campeón frente a los Changos de Naranjito en 2023.
Y para su padre, verlo en cancha en el escenario más importante del voleibol boricua le causa mucho orgullo por todos los sacrificios que tuvieron que hacer como familia para que se pudiera desarrollar.
“Es una emoción brutal como padre al fin que soy. Uno ve que el trabajo y el sacrificio que se hizo valió la pena y no perdimos el tiempo. Al nosotros ser de Cabo Rojo, había que llevarlo a San Juan tres veces semanalmente una vez él empezó a competir con las selecciones juveniles. Era un sacrificio brutal que mi esposa y yo hicimos, pero valió la pena porque no perdimos el tiempo”, relató Erico, quien se desempeñó en la LVSM a finales de los 80 y principios de los 90.
Y aunque hoy Howard está en la cancha y Erico en las gradas, el colocador de los Caribes sigue recurriendo a su padre en busca de consejos después de los partidos.
“Mi papá era entrenador de atletismo y desde pequeño sé cómo se maneja el deporte. Por eso, no me gusta llamarlo después del juego. Cuando él me llama y me dice: ‘Papi, ¿qué crees de esto? Pues ahí yo le digo más o menos”, expresó el padre del colocador de los Caribes.
Cabe señalar que el legado familiar también tiene otra conexión significativa en el voleibol, ya que Erico fue compañero en el Equipo Nacional de Pelegrín Vargas, padre del estelar esquina de los campeones defensores.
Howard y los Caribes recibirán el lunes a los Mets en el Coliseo Luis Aymat Cardona, en San Sebastián, para el quinto partido de la serie final de la LVSM a partir de las 8:00 de la noche.