Las voleibolistas más altas de Puerto Rico, Alba Hernández, de 6′8 de estatura, y Neira Ortiz, de 6′5, ya salieron de la cuarentena a la que entraron cuando regresaron a Puerto Rico desde Alemania y a Dios gracias están bien y aportando ayudas a sus familias mientras esperan el día en el que la Liga Superior se reactive para salir a jugar.

Las jóvenes llegaron de Alemania a mediados de marzo y no fue hasta recientemente que se reunieron con sus familias, estos tras meses de haberse ido a jugar en Europa.

“Ya me reuní con mi familia y estoy muy contenta por eso”, dijo Hernández, quien no vio a sus padres residentes en Canóvanas durante la cuarentena de 14 días que hizo en San Juan y quien nos los veía desde que partió del país en septiembre pasado.

Las jugadoras de la Selección Nacional estuvieron jugando en Alemania hasta marzo.

Allá, cuando la temporada se detuvo por el coronavirus, ambas dijeron que sintieron seguridad con permanecer en ese país porque el pueblo en donde residían, Vilsbiburgh, tenía la situación controlada.

Pero sentían que desde el exterior no podían ayudar y acompañar a sus padres durante el aislamiento en Puerto Rico y reolverles en las pocas salidas a los comercios y médicos que están autorizadas.

Ya no cargan con ese peso de conciencia.

“En los momentos en que nos toca salir, yo soy la que salgo. Me hago cargo de esa responsabilidad”, dijo Ortiz.

Ya en sus casas, libres de coronavirus y ayudando a sus padres, ambas atletas están esperando a que se estabilice la situación en Puerto Rico para volver a jugar en el Voleibol Superior.

Hernández pertenece a las Amazonas de Trujillo Alto, mientras que Ortiz lo hace para las Llaneras de Toa Baja.

Sus planes están pendientes al control del virus.

“Creo que hay una gran posibilidad de que juguemos si seguimos siguiendo las instrucciones para que no se sigan contagiando las personas", dijo Ortiz.