El voleibol une la montaña
La serie final entre San Sebastián y Naranjito ha ayudado a recuperar el ánimo en esa zona.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Lares. Pasan los años y el Voleibol Superior Masculino sube y baja en popularidad. Pero cuando el juego se da en la montana, su popularidad siempre crece.
La corriente serie final entre los Caribes de San Sebastián y los Changos de Naranjito es otra prueba de que el voleibol en la montaña sigue siendo rey, aún con el pasar de los años y la baja en popularidad de la Liga.
“El voleibol es y será de la montaña”, dijo el adjunteño Waldermar Molina.
Los primeros dos juegos de la serie final se han jugado ante cancha llena, como en los tiempos de antes. La serie inició en la Gelito Ortega, que fue colmada por los naranjiteños y los pepinianos que siguieron a su equipo.
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El segundo juego también se llenó; fue celebrado en la cancha Félix Méndez Acevedo de Lares y se llenó de los pepinianos que llegaron por la carretera 111 que les conecta con Lares, así como de los Changos que viajaron, así como de utuadeño y adjunteños que no quisieron perderse la acción.
“El voleibol es nuestro (de la montaña) y vamos a ir a donde sea”, dijo el adjunteño Molina.
El martes, en la Ciudad del Grito, convergieron ciudadanos de muchos puntos de la montaña para ver voleibol. Molina fue uno de los que viajó desde Adjuntas, que no tiene Voleibol Superior en la actualidad, pero que es uno de los pueblos fundadores de la Liga Superior, que debutó en el 1958.
El exjugador nacional, el utuadeño David Trautman, llegó a Lares desde la costa de Arecibo, que tiene franquicia y que ha tratado de hacer lazos con la montaña para llevar gente a su cancha.
Trautman fue parte de los Montañeses de Utuado que existieron como franquicia en los ‘80. Sigue el voleibol junto a su familia; sus hijas están jugando en universidad en Arecibo y en Liga Copuvo en Utuado.
El exatacante dijo que tuvo varias razones para llegar hasta Lares, sobre todo una apegada al corazón.
“Vengo a enterarme de lo que hay y ver el desarrollo del voleibol. Y vengo porque a las nenas les gusta. Mayormente vengo siguiéndolas a ellas”, dijo.
Hay franquicias tradicionales de la montaña que están inactivas, como la de los Plataneros de Corozal. Los Gigantes de Adjuntas es otra.
El mismo Lares, que una vez tuvo dos equipos de Voleibol Superior en una misma temporada, ha tenido muchas bajas como franquicia. Aunque actualmente está activo en la liga, Lares ha tenido un tibio apoyo y una incertidumbre latente.
Pero la actual final le está dando vida a su voleibol.
“Lares siempre ha sido amante de voleibol, pero por la pandemia ha habido unos recesos que ha hecho que el voleibol baje en intensidad. Esta final se ve bien diferente, parecido a los años buenos. Se ve movimiento. Todos estos vehículos van a consumir en Lares algo y hay mucha gente de Lares que he visto entrando al juego”, dijo el sargento de la Policía de Puerto Rico, el lareño Raúl Cabán, mientras observaba la entrada de autos y ciudadanos al coliseo de Lares.
El Voleibol Superior no es solo de la montaña. Ningún equipo de la cordillera ha ganado un campeonato desde el 2010, cuando los desaparecidos Plataneros triunfaron. De hecho, la gran mayoría de los jugadores que nutren la liga son producto de los clubes y colegios de la zona metropilitana.
Los Mets de Guaynabo, los Gigantes de Carolina, los Capitanes de Arecibo y los desaparecidos Cariduros de Fajardo son los que han ganado los últimos campeonatos. Algunos de esos han sido conquistados ante equipos de la montaña como los Caribes o los Gigantes de Adjuntas. Guaynabo, por cierto, ganó los últimos cuatro campeonatos.
Pero esta serie final tal vez reclame lo que es de la montaña.
“Esto está bueno para que regrese la montaña hacia arriba”, dijo Ángel Cabán Rivera.