Ángel Rivera es el primer barranquiteño en jugar en la Liga Superior de Voleibol
El central se formó como jugador en las calles, canchas y pistas de su pueblo, y ahora espera ser el referente de este deporte entre los suyos.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Porque no tenía a un voleibolista de su pueblo a quien pudiera emular, el central de Barranquitas, Ángel Rivera, miró hacia afuera para buscar un ídolo. Lo encontró en el naranjiteño Luis ‘Feñito’ Rodríguez y el pepiniano Manny Román.
Lo demás en la historia deportiva de Rivera en el voleibol es un producto netamente de Barranquitas.
“Soy netamente barranquiteño; orgulloso de mi pueblito”, dijo Rivera.
Lo inicio en el deporte su tío Antonio Bernardi, un educador físico que, no le sugirió, sino que le ordenó “vamos a jugar voleibol”.
Rivera es Bernardi por su apellido materno. Además del apellido, también le une a ese lado de la familia el sector de donde son los Bernardi en Barranquitas. Se le conoce como ‘La Cuesta de los Bernardi’ porque está poblada de esa cepa desde que empieza hasta que termina la misma.
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De Antonio Bernardi, Rivera pasó a las manos de otro barranquiteño, Oscar Berríos, quien preside el club de voleibol del pueblo, Nativos Volley Club, y quien se llevó al espigado jugador a su cancha para enseñarle todo sobre el juego.
“De ahí comenzó toda mi carrera. De ahí fui aprendiendo todos los fundamentos que sé”, destacó dando crédito al club y sus entrenadores.
Según dijo el propio jugador, él es el primer barranquiteño en firmar en el Voleibol Superior. Lo hizo en el 2013 con los Indios de Mayagüez. Y hace dos semanas fue escogido Jugador Más Valioso del Voleibol Superior por sus aportaciones a los Changos de Naranjito como el jugador más ofensivo, así como defensivo en la red del equipo. Hoy día está activo en la serie final de Voleibol Superior ante los Caribes de San Sebastián, la cual fue aplazada el pasado sábado debido varios positivos a COVID-19 entre algunos de sus protagonistas.
Otros ‘coaches de la vida’ fueron con los que trabajó en las pistas de Barranquitas, entre ellos Ramón Nieves. Allí saltó, corrió y lanzó, es decir, le metió al atletismo tanto en el campo como en la pista.
“Siempre fui atleta. Todo lo que tenía que ver con deportes, ahí estaba. Hasta que me decidí por el voleibol”, dijo.
‘La Cuesta de los Bernardi’ también recibe crédito por ayudarlo en su desarrollo como atleta. Subiéndola y bajándola echó fuerza a sus piernas.
Allí, Rivera dijo subió y bajó esa cuesta todos los días. Agregó que allí jugó baloncesto y corrió cuesta abajo detrás del balón que se escapada para alcanzarlo y regresar con la pelota al área de juego. Allí corrió bicicletas y subió la empinada parado encima de pedales.
“Esa cuesta tiene recuerdos”, dijo el deportista de 29 años.
Añadió que allí caminó para arriba y para abajo los cerdos que criaba su abuelo.
“En esa cuesta siempre estaba cabreando, como yo digo. Y creo que esa cuesta me dio el salto que tengo”, dijo el jugador de 6′4 de estatura.
También estuvo un tiempo jugando becado en la Universidad Interamericana de San Germán. De ahí, de hecho, firmó con los Indios de Mayagüez.
Hoy día, el Pueblo de los Próceres puede estar orgulloso de este jugador que ha puesto el voleibol barranquiteño en el mapa, como Christopher ‘Pitufo’ Díaz le dio orgullo al pueblo en el boxeo profesional en años recientes.
Rivera, al menos, se siente orgulloso de lo que ha logrado para el pueblo.
“La gente de Barranquitas está yendo a Naranjito a los juegos porque tienen a un barranquiteño en el equipo. El pueblo se mueve, como lo hacen a donde quiera que va ‘Pitufo’“, dijo.