Unidos por el amor, Alex e Ivelisse forjan la relación con sus hijas mediante el surfing
Los cinco miembros de esta familia practican el deporte que unió inicialmente a sus padres y el que esperan perdure hacia su próxima generación.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
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Arecibo. Aunque la familia Soto Pérez celebra todos los días lo que el fruto del amor, en el día de hoy, Día del San Valentín, o Día del Amor, las expresiones se magnificarán del mismo modo que su historia llama la atención de todos los que los conocen.
Y es que los Soto Pérez existen en gran parte por el amor que tenían los líderes del grupo, Alex Soto e Ivelisse Pérez, por el surfing, deporte que los unió y el que han transmitido de forma natural a sus tres hijas.
Sin dudas, una familia unida por el amor... a Dios, a la familia y al surfing.
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”(Celebramos a ) Dios ante todas las cosas”, dice el padre de la familia, Alex Soto, al hablar con Primera Hora sobre la manera especial que celebran el Día del Amor, que no solo es una expresión para enamorados sino que abarca toda expresión de amor, como el que viven ellos por ser una familia muy unida y amante del surfing.
“Y está la familia, el amor al deporte y a la unión. Todo eso es lo que lleva a uno seguir creciendo, a seguir dando una buena influencia a la familia, que se ha estado rompiendo en Puerto Rico. Aquí estamos todos juntos en la playa”.
El amor que se tienen Alex e Ivelisse ha producido el fruto de tres niñas, ya jovencitas, encabezadas por Miamar, la mayor y quien es una de las jóvenes surfers en ascenso en la tabla corta boricua, así como las también atletas en desarrollo y ascenso Sinaí y Alana.
Alex e Ivelisse se conocieron en el ambiente de surfing y de playa y se han mantenido así, como familia, radicados en Aguadilla, en donde ubican un par de los mejores lugares de surfing en la Isla, como Crashboat y Bridges. Y aunque le dieron a sus niñas la oportunidad de escoger otras disciplinas deportivas para desarrollarse, el agua salada las enamoró. Como diría una variación de un refrán popular que sabiamente habla de la influencia de los padres y sus oficios en los hijos, ‘hijo de surfer, coge ola’.
”Siempre hemos estado abiertos a todo, pero a ellas les sale natural el surfing”, precisa Alex.
Y es que las chicas se han criado en ese ambiente y ahí mismo están haciendo futuro mientras se apoyan unas a otras.
“El surfing es un estilo de vida y estamos en el agua todo el día, tomando las olas y pasándola bien. Uno disfruta con las amistades y la pasa bien”, dijo Miamar. “Siento que es una bendición poder estar con mi familia en el mar, disfrutando de las olas, la creación de Dios”.
Nuevamente, los Soto Pérez recalcan que sí, que las olas le dan forma a la familia, pero lo que los mantiene a flote sobre el agua es al amor a Dios.
“Esa es la base nuestra. Esa es la fuente de vida. Por ese amor es que nosotros nos movemos. Con esa inspiración tenemos el empuje, en enfoque para que nuestras hijas tengan un futuro y enfoque dirigido a lo que hacen ahora, dando lo mejor por Puerto Rico y poniendo la bandera (de Puerto Rico) en alto”, apunta Ivelisse.
Vale señalar el hecho de que las jóvenes Soto Pérez ya han representado a Puerto Rico en eventos internacionales, como en Brasil y El Salvador, y que próximamente viajarán nuevamente para otros eventos.
Y como ya tienen el salitre y el sol pegado a la piel, además de que el sonido del mar les hace eco en la mente en todo momento, ni hablar de la fuerza de la ola que les atrae como un imán, los Soto Pérez están convencidos que el mar y el surfing seguirá siendo para ellos un ente unificador que las chicas además pasarán a la siguiente generación.
Miamar, de 18 años, ya se imagina en un futuro desarrollando una tercera generación de surfers Soto Pérez.
“Definitivamente sería un sueño ver a mis hijos surfeando y disfrutando el mar del mismo modo en que yo me lo disfruto”, dijo.