Tiger Woods puso fin a las especulaciones sobre su nivel de juego y prefirió que todos lo vieran por sí mismos. Y el viernes indicó que jugará la próxima semana en el Masters.

La máxima atracción del golf y cuatro veces campeón del Masters practicó durante dos rondas en el Augusta National esta semana antes de anunciar en su página de internet que pondría fin a su ausencia de dos meses en el más grande escenario de este deporte.

"Voy a jugar en el Masters", indicó Woods en su portal. "Obviamente es muy importante para mí, y yo quiero estar ahí. He trabajado mucho en mi juego, y estoy ansioso por competir. Me emociona estar en Augusta, y agradezco el apoyo de todos".

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Woods fue visto en un torneo de golf por última vez el 5 de febrero en Torrey Pines. Realizó un tiro que cayó en un banco de arena a 27 metros del green, tuvo dos pésimos chips, realizó un tiro con un palo blade al siguiente hoyo con demasiada fuerza y cometió un doble bogey. Un hoyo después, se retiró debido a tensión lumbar, argumentando que sus "glúteos no se activaron" después de una demora bajo un clima fresco y brumoso.

Más preocupación causó el nivel de su juego.

Woods ha participado en dos torneos este año y completó apenas 47 hoyos. Sus disparos cortos fueron sorprendentemente malos en el Abierto de Phoenix, donde registró el peor desempeño de su carrera con 82 golpes y no libró el corte por nueve golpes. Y no fue más allá de la primera ronda en Torrey Pines.

Una semana después, comentó que su juego y sus puntuaciones eran inaceptables.

"Yo entro a un torneo para competir al máximo nivel, y cuando yo crea que estoy listo, regresaré".

Esas fueron las palabras por las que se le juzgará la próxima semana en el Masters.

Woods realizó una práctica de 18 hoyos el martes en Augusta, y jugó de nuevo en el club el viernes, de acuerdo con su agente.

Una vez que realice su primer disparo el jueves, habrán pasado nueve semanas sin competir, algo para lo cual Woods tiene precedentes. Había pasado casi cinco meses sin jugar cuando regresó en 2010, tras una crisis en su vida personal, que causó una de las caídas más sorprendentes en el deporte. Ese año terminó empatado en el cuarto lugar.