Nueva York. Serena Williams no quiere decir adiós.

En su primer partido del que se anticipa será su último Abierto de Estados Unidos — y último torneo de su asombrosa carrera — Williams se recuperó de un titubeante arranque para doblegar 6-3, 6-3 a Danka Kovinic la noche del lunes en un atestado estadio Arthur Ashe.

El ambiente fue más propio de un carnaval que la melancolía que acompaña las despedidas.

Williams sigue en carrera. Y su rival de turno será la estonia Anett Kontveit — la número 2 del mundo — el miércoles.

En los primeros compases, Williams no lució bien. Cometió doble faltas, fue imprecisa y dejó escapar oportunidades. Se puso arriba 2-0, pero quedó abajo 3-2 en un parpadeo. Súbitamente, salió la Williams que se ha consagrado campeona seis veces en Flushing Meadows, y dueña de un total de 23 títulos de Grand Slam.

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Pisó a fondo el acelerador en ese primer set, coronándolo con un ace, apretando los puños para gritar su “¡Vamos!”

Lo más de 23.000 espectadores saltaron de las butacas para ovacionarla de pie. Lo hicieron varias veces más, ya que Williams mantuvo ese nivel en el segundo set ante Kovinic, una montenegrina de 27 años.