Nairobi. Antes de Rebecca Cheptegei, quemada viva por su novio y fallecida este miércoles en Kenia, fueron las corredoras Agnes Tirop y Damaris Mutua, asesinadas brutalmente por sus parejas en 2021 y 2022, respectivamente. Crímenes que prueban que la violencia machista convierte ser mujer atleta de elite en Kenia en deporte de riesgo.

“Esta tragedia es un claro recordatorio de la urgente necesidad de combatir la violencia de género, que ha afectado cada vez más incluso a los deportes de elite”, denunció el ministro keniano de Deportes, Kipchumba Murkomen, tras conocer el fallecimiento de Cheptegei, que llevaba días debatiéndose entre la vida y la muerte.

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La atleta, que representó a su país, Uganda, en el maratón de los Juegos Olímpicos de París, fue presuntamente rociada con gasolina y quemada el pasado domingo por su pareja en su casa de Endebess, en el condado de Trans-Nzoia, en el oeste de Kenia.

Tras varios días ingresada en estado crítico, con quemaduras en el 80 % del cuerpo, en el Hospital Universitario y de Referencia Moi de la cercana ciudad occidental de Eldoret, cuna del atletismo en el este de África, Cheptegei murió el miércoles por la noche a la edad de 33 años.

Violencia sexual y de género, una lacra en Kenia

Una mujer muere a manos de su pareja o de un familiar cercano en Kenia cada dos días, según datos del Centro Nacional de Investigación Criminal (NCRC) recogidos en el último informe de la Coalición sobre Violencia contra las Mujeres (COVAW), publicado el pasado enero.

Además, el 28% de las mujeres entre 15 y 49 que han tenido alguna relación sentimental con un hombre han sufrido violencia física, sexual o emocional, fenómenos a los que las autoridades y la prensa kenianas se siguen refiriendo en la mayoría de los casos bajo el aséptico paraguas de “violencia doméstica”.

Entre las víctimas se encuentran atletas como Cheptegei, que durante años tienen que compaginar su exigente vida profesional con las responsabilidades familiares y las expectativas sociales en un país con un grave problema de violencia machista, donde delitos como la violación dentro del matrimonio no están penados.

Según un informe del pasado mayo de la organización Equality Now, el código penal de Kenia -y de otros 19 países africanos analizados- discrimina a las mujeres y las niñas en el matrimonio, el divorcio o algunos derechos como la custodia de menores de edad.

“Los impactos de las leyes de familia discriminatorias pueden ser profundos, poner a las mujeres y las niñas en mayor riesgo de sufrir violencia sexual y de género, y dejarlas más dependientes y vulnerables, incluso restringiendo sus oportunidades económicas y reduciendo su poder de toma de decisiones”, lamentó entonces la ONG.

Los casos de Tirop y Mutua

“Iba a ser la próxima campeona mundial y olímpica”, declaró entre lágrimas la atleta keniana Hellen Obiri en el funeral de su compatriota y compañera Agnes Tirop, de 25 años, el 23 de octubre de 2021 en el condado de Nandi (oeste).

Su marido la había apuñalado días antes en su casa en la ciudad de Iten, muy cerca de Eldoret, donde entrenan las grandes estrellas del atletismo.

Tirop era una promesa: plusmarquista mundial de la prueba de 10 kilómetros en ruta con un crono de 30:01 y especialista en los 5,000 metros, representante de Kenia en los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020.

Su asesinato conmocionó al país y a la comunidad internacional del atletismo, y puso el foco en los múltiples casos de violencia machista documentados contra corredoras en Kenia.

Su marido, Ibrahim Rotich, confesó el crimen dejando una nota en la que aseguraba que su relación con Tirop estaba “llena de peleas”, por lo que decidió “acabar con su vida”.

Tan solo unos meses más tarde, en abril de 2022, otra atleta keniana, Damaris Mutua, fue hallada muerta también en su domicilio de Iten. Su pareja la estranguló con una almohada con apenas 28 años.

Mutua había ganado el bronce en los 10,000 metros de los Juegos Olímpicos de la Juventud 2010 de Singapur y obtuvo la mejor marca de la media maratón de Marrakech en 2018, con un tiempo de una hora, 8 minutos y 28 segundos.

Decenas de atletas kenianos e internacionales protestaron entonces en Eldoret contra la creciente violencia de género, especialmente entre las corredoras.

El ministro de Deportes, Murkomen, ha prometido “justicia” para la ugandesa Cheptegei, la última víctima de la violencia machista entre las atletas de élite que entrenan en Kenia.