Ray González, ‘Mr. Rayting’, cumple una promesa que le hizo a sus padres antes de incursionar en la lucha libre
El luchador administra un colmadito en Dorado mientras sigue activo en el deporte-espectáculo que le apasionó desde que tenía 9 años.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
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Hace más de tres décadas que Ray González Rivera incursionó en la lucha libre local, convirtiéndose en una figura trascendental de la World Wrestling Council (WWC), ganando casi todos los títulos, incluyendo el campeonato universal en unas 21 ocasiones.
Conocido como Mr. Rayting, González Rivera goza de una enorme popularidad entre miles de fanáticos dentro y fuera de Puerto Rico, pero en su barrio Mameyal de Dorado siempre será ‘el hijo de Yuyín’, el dueño del colmadito.
Sin embargo, a pesar de los sacrificios que ha hecho para mantenerse activo en el deporte, el doradeño admite que, su mayor batalla es honrar el legado de sus progenitores, Julio ‘Yuyín’ González quien falleció en 2023 y, doña Serafina ‘Finín’ Rivera.
Es el compromiso que hizo el luchador profesional con sus padres desde que asumió la operación del colmado en el 2004 y, que ahora se ha transformado en su cuadrilátero y gimnasio personal, en el que atiende diariamente a decenas de vecinos que llegan para adquirir sus víveres, jugar lotería electrónica o, simplemente compartir las incidencias que ocurren en el pueblo.
Desde el mostrador del Rayting Mini Market, González repasa sus vivencias en el barrio, su pasión por la lucha libre y, la curiosidad de muchos seguidores que acuden al negocio para conocerlo y, otros que se topan con la figura televisiva por casualidad.
“Esto para mí es una responsabilidad bien genuina, no solamente con la familia sino pa’l barrio porque esto es un servicio, como quiera que sea, que uno ofrece al barrio. Pero más que nada, encuentro que mis padres se fajaron aquí toda la vida para echarnos a mis hermanos y a mí para adelante”, confesó el hombre de 51 años, nacido en Brooklyn, Nueva York.
Entre sus relatos, Ray mencionó el momento en que quedó cautivado por la lucha libre.
“Yo estaba sentado viendo televisión, cambiando los canales. Para ese tiempo la lucha libre la daban en el canal 7, el anfitrión era Rickin Sánchez. Tendría unos nueve años y, en ese cambia y cambia, veo en ese instante, el momento cuando Abdullah the Butcher le tira una malla de pescar a Carlitos (Colón). Eso como que me succionó”, señaló.
“A partir de eso, comencé a ver los programas de lucha. Para ese tiempo jugaba pelota en pequeñas ligas porque mi papá quería que fuera pelotero, pero mi interés era la lucha. A veces, cuando la lucha estaba buena, yo no iba al juego y mi papá se molestaba”, confesó.
Aunque admitió que, a su padre no le agradaba la idea de que incursionara en la lucha libre, su pasión fue más grande y lo intentó hasta que lo logró. Así entró de lleno a la WWC en 1991.
“Mi carrera la hice aquí (Puerto Rico). Gané casi todos los campeonatos locales, menos el del Caribe, entre estos, Campeonato Mundial Jr., Mundial en pareja, Caribe en pareja, Televisión, Puerto Rico y el campeonato Universal que, es la meta de todo luchador aquí”, sostuvo al mencionar que solo viajó a Japón, México y Estados Unidos para luchar.
No obstante, Ray hizo una promesa a sus padres.
“A papi y a mami no les agradaba mucho lo de la lucha. Estaban cansados cuando yo comencé a luchar y entonces, le dije a ellos: ‘Miren, yo quiero seguir, pero déjenme intentar la lucha porque es lo que me apasiona. Renta la llave y dame 10 años en lo que yo experimento en la lucha y sacarme eso del sistema porque es lo que me apasiona”, manifestó.
“Así lo hicimos. Ahí le metí mano a la lucha libre y cuando llegó el momento de que el inquilino devolviera la llave, yo estaba ‘ready’ para hacerme cargo del negocio desde el 2004″, apuntó el padre de Paola, Ray, Sharelis y Gabriela.
El negocio se ha convertido en ‘la parada obligada’ para todo aquel que va para las playas de Dorado, pues la gente llega para abastecerse con lo necesario antes de seguir su rumbo.
“Viene gente de afuera (del país), fanáticos, viene mucha gente del área oeste y de Ponce. Se quedan en el Embassy (hotel) y de ahí vienen a sacarse una foto, nos conocemos, me cuentan las anécdotas con la lucha libre y de ahí arrancan pa’ la pocita que, era nuestra piscina pa’ aquellos tiempos”, destacó.
“Otros vienen pa’ la pocita, entran aquí y se llevan su comprita, se sacan la foto.
Algunos se quedan mirando como frizados… ‘Ven acá, ¿tú eres el luchador?’ Ahí empiezan a contar sus historias. Ha venido gente de vacaciones, de todos lados y paran aquí, sacan la foto, cuentan su anécdota de lo que vivieron de fanático en alguna cancha”, expresó.
Finalmente, aseguró que, continuará en la lucha libre “dos o tres añitos más, porque al público todavía le gusta ver a Ray González. Sino pues, ayudar a los muchachos nuevos que son el futuro”.