¿Qué sucede detrás de la cortina en una cartelera de lucha libre en la “Pepín” Cestero?
WWC abrió sus puertas a Primera Hora para documentar cómo es el proceso de organización de uno de sus eventos.
PUBLICIDAD
Bayamón. Restaban menos de tres horas para que sonara el campanazo que daría inicio a Euphoria, la primera cartelera del año de World Wrestling Council (WWC). El ring estaba listo, la cortina montada y las personas comenzaban a llegar a la cancha José “Pepín” Cestero, en Bayamón.
Tras bastidores no había mucho movimiento. Al subir las escaleras y entrar al primero de los dos camerinos de la “Pepín” Cestero, se encontraba solo Joe Anthony Pacheco amarrando sus botas. A diferencia de algunos de sus compañeros, Pacheco, un joven de 26 años conocido en el mundo de la lucha libre como el Señor Anthony, tiene la costumbre de llegar a las canchas varias horas antes de comenzar el evento.
Relacionadas
“Creo que soy siempre de los primeros en llegar. Cuando estamos en la Pepín, llego como a las 4:00 de la tarde y todavía están montando el ring. Me gusta siempre llegar temprano para prepararme y estar relajado durante el comienzo de la cartelera”, dijo Pacheco a Primera Hora.
El Señor Anthony es una de las nuevas caras en WWC y, como toda persona en un trabajo nuevo, admitió que una de las razones por las que suele ser de los primeros en llegar es para dejar una buena impresión en los encargados de la empresa. Mientras se terminaba de alistar a solas en uno de los camerinos, en el otro ya habían arribado algunos luchadores.
Sin embargo, este era reservado para los veteranos y a quienes la compañía considera como sus estrellas más prominentes, como Lightning (Alex Cruz) y Chicano (Carlos Cotto). Al igual que en otras destrezas, en la lucha libre también hay un orden jerárquico que respetan.
Con el poco tiempo, llegó Zuleyma Mercado, quien lucha bajo el nombre de Amazona y es una de las tres mujeres que forman parte de la división femenina de WWC. En contraste con otras disciplinas, las luchadoras no tienen su propio camerino y lo comparten con los hombres. Sin embargo, esto no representa un problema para ninguna de ellas, al menos así lo expresaron. Llegan a la cancha, entran a un cubículo sanitario y se cambian sin contratiempo o temor.
“Nosotras siempre buscamos una esquina para cambiarnos. Los muchachos son bien respetuosos. Nosotras no tenemos problema con eso. Al contrario, nos cuidan mucho. Usualmente, los muchachos que nos montan el ring nos dejan un espacio por ahí en una esquina y nosotras usamos eso para cambiarnos”, relató Mercado, que tiene 37 años y más de dos décadas de experiencia en la lucha libre.
Y es que los camerinos son compartidos por todos, incluyendo a aquellos que son considerados técnicos (buenos) o rudos (malos) una vez salen por la cortina para sus respectivos combates.
Faltaban menos de dos horas para el comienzo de Euphoria y el movimiento de luchadores ingresando al camerino aumentaba. Algunos de ellos, como Informante II, llevaban sus máscaras puestas desde que pasaban el portón de la “Pepín” Cestero. Otros, como Intelecto Cinco Estrellas, preferían no usar su máscara hasta minutos antes de subir al cuadrilátero. Todos hacían lo mismo al llegar: buscar el papel donde informaba el orden de luchas de la cartelera.
“Ahí te dice el número de tu pelea. Por ejemplo, la mía hoy es la cuarta. Ya yo sé que, antes de cuatro, yo tengo que estar maquillada y vestida con todo lo que necesito grabar antes de sudar o ir a coger las instrucciones”, comentó Mercado.
Con menos de una hora para la primera pelea, los luchadores ya tenían puestos sus atuendos y comenzaban a discutir con sus respectivos oponentes cómo se llevarían a cabo sus peleas. Ya habían sido informados sobre quién saldría victorioso en cada uno, pero entre ellos dialogaban cuáles serían los movimientos que los fanáticos verán dentro y fuera del ring cuando suene la campana. Ninguno de los talentos quiso hablar en récord sobre esto y se limitaron a decir que todo se decidía en el cuadrilátero. “No hay persona que te diga lo que vas a hacer encima del ring. Estos somos nosotros dándonos en la madre”, aseguró Amazona.
No obstante, esa versión es muy distinta a la que ofreció Michael Morales, uno de los productores de WWC.
“Todo se decide cuando estamos en el ‘venue’ con todo el talento. Nosotros podemos tener un camino o una historia trazada, sin embargo, el público dicta el ritmo de las carteleras. Tenemos una idea previo al show más o menos de cómo vamos a trazar la historia, pero no tiene un final hasta que estamos en el ‘venue’”, explicó Morales.
El también licenciado abundó que esa noche no cambió un resultado cuando arribaron a la cancha, pero sí se alteró el orden de la cartelera.
Pese a que se trata de una disciplina con un final premeditado, esto no significa que la lucha libre esté exenta de dolores y lastimaduras que fácilmente pueden terminar con una visita al quirófano. Para evitar esto, el mexicano Alberto El Patrón (José Alberto Rodríguez) y su hermano, el Hijo de Dos Caras (Guillermo Rodríguez), fueron atendidos por un quiropráctico que asiste a los peleadores antes y después de subir al ring.
La cartelera arrancó con un combate entre Pablo Márquez e Informante II. Como todo espectáculo, un evento de lucha libre tiene una duración definida, por lo que cada lucha tiene un tiempo de duración estipulado de antemano.
Para esto, hay una persona en lo que se conoce en la lucha libre como la ‘Posición Gorila’, que le comunica al árbitro, a través de un auricular, quién hará su entrada primero, cuántos minutos quedan de pelea, cualquier cambio en el resultado o alguna otra instrucción.
Esa área, que lleva el nombre del exluchador y excomentarista estadounidense Gorilla Monsoon, se encuentra justo detrás de la cortina.
En el caso de la “Pepín” Cestero, es tan pequeña que la persona asignada para este rol debe mantenerse de pie, observando por un lado de la cortina todo el tiempo sin que el público se percate, ya que no hay espacio para sillas o mesas, como en otras empresas como la WWE. De hecho, es en ese lugar donde también los luchadores esperan cuando van a realizar una intervención a un combate.
Chicano fue quien se encargó de esta labor en Euphoria, donde en ocasiones los luchadores se extendieron más allá del tiempo estipulado. Así fuera con entradas largas, como la de Macabro, quien salió de un ataúd de madera, o luchas como tal.
“¡Vámonos! ¡Vámonos! Estamos tarde”, fue parte de lo que el veterano luchador gritaba por sus audífonos mientras Amazona y Stephany Amalbert hacían su salida después de su pelea por el campeonato mundial femenino de WWC, con Elena Negroni como árbitra especial.
Allí en la ‘Posición Gorila’, Chicano le preguntó a JC Jexx, cuyo nombre real es Jexuan Prieto, si estaba programado a destronar al Informante por el título junior completo. Cuando el joven talento, de apenas 21 años, le respondió que sí, Chicano le dio un abrazo y lo felicitó, pues hace más de dos décadas era él quien estaba en esa posición. Al concluir el pleito y regresar a la cortina, el propio Informante elogió a Jexx, una muestra de la camaradería que se vive en esta ruda disciplina.
Otros, como Manny The Bodyguard Jr., hacían su debut en la empresa. Y Manny, hijo del fenecido Víctor The Bodyguard, hasta bromeaba tras bastidores acerca de su nuevo nombre.
En medio de todo esto, las cámaras seguían rodando en los camerinos por un segmento entre Amazona, Amalbert y Negroni, que sería transmitido una semana después en “Las Súper Estrellas de la Lucha Libre”.
La noche terminó con Intelecto Cinco Estrellas coronándose campeón Universal, luego de vencer a Ray González. Intelecto, con su máscara ensangrentada, se limpió sus heridas, pero no recibió asistencia médica debido a que la cortadura no era profunda. Como quien dice, era un día normal en la oficina.
Una vez finalizado el evento, los luchadores recogieron sus pertenencias y poco a poco se despidieron de la “Pepín” Cestero que, aunque en silencio, seguía resonando con la pasión que solo la lucha libre trae allí.