Rodeado de su esposa, hijos y nietos, y luego de una vida dedicada al deporte, la familia y la palabra de Dios, el ex pelotero, dirigente y mentor del béisbol José Antonio Pagán falleció en la madrugada de ayer en su residencia en Sebring, Florida.

Tenía 76 años.

Pagán, quien jugó por 15 años en las Mayores con los Gigantes de San Francisco, Piratas de Pittsburgh -donde fue compañero del fenecido astro Roberto Clemente- y Filis de Filadelfia, padecía de Lewy bodies dementia, una condición progresiva y agresiva que combina características de Alzheimer y Parkinson y que ataca tanto la mente como el cuerpo de la persona.

“Aunque se trata de un momento doloroso para todos, nuestro consuelo y paz es conocer que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros y en su misericordia entendió que papi cumplió con su propósito y lo mandó a buscar”, dijo José Antonio Pagán, hijo, a Primera Hora desde Florida.

“Papi siempre estuvo muy orgulloso de ser puertorriqueño y de representar nuestra isla, aunque sintió como que se olvidaron un poco de él en Puerto Rico”, destacó.

Pagán, oriundo de Barceloneta, participó en dos Series Mundiales con San Francisco (1962) y Pittsburgh (1971). Tras su retiro en el 1973, se desempeñó como coach de los Piratas hasta el 1978.

También dirigió varios equipos en la liga invernal de Puerto Rico, incluyendo los Vaqueros de Bayamón, a quienes llevó al campeonato en las temporadas 1974-75 y 1975-76.

“Hoy es un día bien triste para mí, pues he perdido a mi padre en el béisbol... Tan pronto lo supe, llamé a mi compadre Eliseo Rodríguez y se sintió bien afectado”, manifestó el dirigente Mako Oliveras, quien se encuentra laborando en el béisbol de México. “Para mí fue un padre, un gran amigo y uno de mis mentores. Mi estilo de dirigir lo hice emulando muchas de las cosas que aprendí de él dentro y fuera del terreno”, agregó Oliveras, quien extendió su pésame a toda la familia de su mentor y amigo.

Los restos de Pagán serán expuestos en la funeraria Stephenson-Nelson, en Sebring, Florida. Se espera que hoy se celebre un acto religioso y sea enterrado mañana, jueves.