Ons Jabeur: “La derrota más dolorosa de mi carrera”
Perdió su tercera final en un Grand Slam, esta vez ante Markéta Vondroušová en Wimbledon.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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WIMBLEDON, Inglaterra. Ons Jabeur se limpió las lágrimas con un pañuelo desechable mientras se dirigía a la conferencia de prensa una hora y media después de que perdió su tercera final en un Grand Slam, esta vez ante Markéta Vondroušová en Wimbledon.
Jabeur aseguró que fue “la derrota más dolorosa de mi carrera” y agradeció el abrazo para consolarla de la Princesa Kate de Gales durante la presentación del trofeo en la Cancha Central —”Los abrazos siempre son bienvenidos”, dijo la tunecina de 28 años. Además recibió una palabras de aliento de Kim Clijsters, integrante del Salón de la Fama y quien perdió sus cuatro primeras finales en un major antes de ganar cuatro consecutivas.
La derrota por 6-4, 6-4 ante Vondroušová, quien se convirtió en la primer jugadora fuera de la siembra en ganar Wimbledon, le siguen los descalabros ante Elena Rybakina hace un año en el All England Club, y ante Iga Swiatek en la final del último Abierto de Estados Unidos.
“No puedes forzar las cosas. No estaba destinado a ser”, admitió Jabeur, la única mujer árabe y del Norte de África que llega a una final individual en un major. “Espero que sea como aquellas que fallaron un par de veces... y vendrá después”.
Su día inició incómodo. Jabeur se presentó al estadio principal para calentar vistiendo de negro, lo cual va contra las reglas del All England Club, que requiere que todos los competidores estén de blanco en las canchas.
Tuvo que interrumpir sus sesión de tiros y cambiarse.
“Fue un descuido”, aseguró.
Jabeur llegó como la sexta sembrada y superó a cuatro excampeonas de un Grand Slam en el camino, incluyendo a Rybakina.
Pero Jabeur admitió que estaba muy tensa ante Vondroušová y las estadísticas lo confirmaron.
No sacó bien. No le pegó bien de revés. En total cometió 31 errores no forzados.
Sin importar cuánto intentó relajarse con respiraciones profundas, sin importar cuánto intento calmarse, no resolvió el problema.