París, Francia. Lo que no ganó la Selección Nacional de baloncesto femenino en los Juegos Olímpicos de París 2024 fue un partido. Lo demás fue ganancia.

La Selección Nacional se despidió de las Olimpiadas luego de la derrota ante Chin por 80-58 y se llevó el reconocimiento del público que no le vio ganar pero que le agradeció su esfuerzo.

“Salir de aquí y ver la reacción del público… todo el mundo hablando del desempeño, es impresionante”, dijo el dirigente nacional, Jerry Batista.

La Selección jugó 0-3 en el torneo, al igual que en su primera experiencia olímpica en Tokio 2020.

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Pero lo que no dice ese récord es que la segunda oportunidad olímpica fue mucho más competitiva que la primera.

El dirigente Jerry Batista observa la acción entre Puerto Rico y China desde las líneas en los Juegos Olímpicos.
El dirigente Jerry Batista observa la acción entre Puerto Rico y China desde las líneas en los Juegos Olímpicos. (Michael Conroy)

En Japón, la Selección perdió siempre por doble dígitos. Mientras que en Francia perdió por márgenes de tres y un punto, además de que estuvo en juego hasta el inicio de la segunda mitad en su tercer partido.

Los que vieron a este equipo en Tokio no podrían reconocerlo en París porque, además de los cambios en jugadoras de una edición a la otra, la edición de París fue competitivamente superior.

Posiblemente quien mejor resumen a este equipo de París es la jugadora que se comió la cancha, la que comenzó en el banco y no volvió a ese sitial, la jugadora de 38 años que tiene gas en el tanque, Pamela Rosado.

“Nos hemos ganado el respeto”, aseguró Rosado.

Ahora bien… la pregunta que queda por contestar es ¿Ganarse el respeto es igual o mejor que ganar un juego?

Batista coincidió con Rosado en que se ganaron en París el respeto, lo que es para orgullo y disfrute. Dijo que la fanaticada de Lille, subsede del baloncesto, se identificó con el equipo de Puerto Rico ante todos los rivales.

Explicó que ese respeto se ha ganado cumpliendo sus metas, como llegar a ser el mejor en la región, a uno de los mejores en el continente, a ser competitivo en una Olimpiada.

Pero Batista distanció el ganar el respeto de ganar un juego en el nivel más alto porque es un deporte cuya finalidad es ganar sobre competir.

“Creo que nosotros tenemos que ponernos unas metas alcanzables. Hace unos años nos pusimos como meta ser el mejor de la región. Lo hicimos. Nos pusimos como meta ser entre los mejores del continente y lo hicimos. Y lo otro era tener ese tipo de participación y lo hicimos. Hemos demostrado que tenemos una estructura y plan que lo hemos ido logrando. Hemos cambiado la cultura y nos hemos ganado el respeto. Le decía a las muchachas que ganarse el respeto es bueno, pero cuando uno es competidor, eso no es suficiente”, concluyó.