Nadadora boricua de Special Olympics le brinda al mundo una lección de unidad y empatía
Esmeralda ayudó a una competidora de Arabia Saudí a terminar su prueba, ganándose ambas un aplauso sonoro con todos los presentes estando de pie admirando la escena.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Un aplauso sonoro, con todos los espectadores de pie. Eso se ganó la nadadora puertorriqueña Esmeralda Despiau en los Juegos Mundiales de Olimpiadas Especiales en Berlín, Alemania, y esto no por el segundo lugar que consiguió en la clasificación hacia las finales del evento de 100 metros libres.
Resulta que Despiau le ha dado al mundo una lección de lo que es ser empático y una buena compañera. Lo hizo al animar a la nadadora de Arabia Saudita, Sarah Ghandoura, a completar la prueba una vez ella terminó la suya.
Sucede que Ghandoura, al parecer, pensó que había terminado su prueba con el nado de dos tramos, cuando la prueba era de cuatro. Y según ha descrito Jorge L. Cruz en un escrito publicado en la página de Facebook de WORA-TV, la jovencita se encontraba aparentemente ansiosa cuando Despiau intentó comunicarse con ella a pesar de la diferencia de idiomas. También vía señas.
Bueno, el resultado es que la boricua animó a la joven de saudí a emprender el tramo, acompañándola en ambas vías hasta terminar la carrera. Y Despiau lo hizo incluso exponiéndose a una descalificación porque los directivos intentaron pedirles que salieran del agua para proseguir con las otras nadadoras pendientes a lanzarse al agua.
Pero como contó Cruz, Esmeralda insistió al personal de apoyo que “si llegó hasta ahí es porque es una buena nadadora y que ella, Sarah, podía”. Y así las jovencitas hicieron los dos tramos que le faltaban a Ghandoura, siendo animadas todo el tramo por los fanáticos y familiares presentes, la gran mayoría de ellos puestos de pie.
Cruz ha destacado que Esmeralda le ha dado al mundo “un ejemplo y una lección mundial de unidad, a pesar de las diferencias de países, idiomas, culturas y el espíritu sano de competencia”.
Destacó que muchos entrenadores, espectadores de otros países y los padres de Esmeralda terminaron con lágrimas en los ojos ante el hermoso gesto de compañerismo y empatía.
Despiau, por su parte, dijo sentirse muy alegre por lo vivido porque eso un bien, que “es lo que me enseñaron mis papás. Me siento contenta por eso”, apuntó.