En el desarrollo atlético de nivel mundial que han tenido las tenismesistas Adriana y Melanie Díaz siempre ha estado presente el padre de estas, Bladimir Díaz, quien es su entrenador. Detrás de ese cuadro, también ha estado guiándolas y apoyándolas, su madre, una exjugadora del deporte, quien en el proceso ha tenido que llevar, posiblemente, la parte más difícil del proceso: el dejar a sus hijas volar sin poder estar a su lado todo el tiempo que desea como madre, y esto desde una muy temprana edad en la vida de las atletas.

Sobre eso se expresó ayer González, en un post que publicó en su cuenta de Facebook, para mostrarle a sus hijas el orgullo que siente por sus logros en el deporte y además para ofrecerles un renovado compromiso para verlas alcanzar sus sueños en el tenis de mesa.

Relacionadas

“Escribo estas líneas llenas de emoción y fortalecida por el valor que siempre han demostrado tener. Les he visto crecer, y en muchas ocasiones he visto ese crecimiento en la distancia. Pues desde muy niñas salieron a perseguir sus metas y no detuve su vuelo, aun cuando el dolor y el egoísmo habitual de querer tenerlas cerca me agobiaba. Pero verlas vivir con tanta pasión y luchar tanto, siempre fue más fuerte. Eso hijas mías, es mi mayor satisfacción”, escribió González.

Acto seguido destacó ser testigo de lo mucho que sus hijas han sacrificado y lo duro que entrenan para lograr sus metas.

“No pude ejecutar porque pienso que ella me estudió muy bien. Ella sabía lo que a mí me daba problemas”, dijo la utuadeña.

También les exhortó a no desanimarse ante sus resultados en Tokio, precisando que cada día están más cerca de la meta última, el equiparar su nivel al de las jugadoras asiáticas que dominan este deporte.

“Acortar las distancias que nos llevan las potencias mundiales parecía ser un proyecto imposible. Pero con mucho trabajo, tesón, esfuerzo, sacrificio, orgullo, valentía y contra todo pronóstico, han seguido acortando la distancia. Décadas de hegemonía, no se vencen fácilmente. Aun queda trabajo por hacer. Pero de que van por el camino correcto, y más importante aún, de que sus metas siguen intactas, lo sé, y ustedes lo saben. Esa llama está encendida y se hace más fuerte, más brillante y más latente con cada experiencia. Eso hijas mías, es tener un espíritu inquebrantable”.

Finalmente les dijo que esperaba con ansias su retorno a la Isla.

“Les espero, como siempre. Aquí estoy lista para ayudar a sanar cualquier herida, secar cualquier lágrima, impulsarlas, y verlas volar”.

González no pudo estar presente en Tokio porque el país prohibió la entrada de extranjeros no deportistas, oficiales o directivos de los comités olímpicos participantes en las Olimpiadas. A ella le partió el corazón no poder estar presente para ver el debut olímpico de Melanie, tal cual pudo hacerlo en Río 2016 en el debut de Adriana.