Cuando el Abierto de Estados Unidos comience hoy, varios de los principales nombres de la rama femenina como el de la campeona defensora Blanca Andreescu y el de la primera clasificada en el mundo, Ashleigh Barty, estarán ausentes debido a preocupaciones por el virus COVID-19, esto a pesar de los protocolos establecidos por la Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA, por sus siglas en inglés).

Ese no será el caso de Mónica Puig Marchán. La tenista puertorriqueña, que actualmente ocupa el puesto 91 en el ranking de la Asociación de Tenis Femenino (WTA), estará participando a partir del martes en el Grand Slam que se llevará a cabo en Nueva York y se siente optimista sobre su participación en el torneo. Abrirá su octava participación en el certamen ante la rusa Margarita Gasparyan, quien está ranqueada número 115 en el mundo. Puig tiene marca de 2-1 ante ella.

Para Puig será solamente su segundo torneo oficial del año. En pasados días, en el Western and Southern Open, la boricua, de 26 años, perdió en tres parciales durante la fase clasificatoria, resultado que le ofreció la oportunidad para continuar su preparación individual camino al torneo que será en superficie dura.

“Miro con optimismo el jugar en el US Open y estar de vuelta compitiendo en uno de los torneos más prestigiosos del mundo. A pesar de que todavía enfrentamos grandes retos durante unos momentos difíciles, es fantástico que el US Open se haga y que tengamos la oportunidad de jugar”, compartió Puig.

La tenista nunca consideró seguir los pasos de otras jugadoras que prefirieron no hacer la travesía hasta Nueva York.

“Durante los pasados meses, tanto la WTA como el USTA han sido fantásticos en términos de establecer unos planes y procedimientos para los que estamos regresando a competir. La manera como las presentaron me dio la confianza y certeza de que será seguro y aunque siempre habrá un riesgo, la situación es suficientemente segura para decidir ir y jugar”, sostuvo.

Puig es consciente que la ausencia de algunas colegas no significa que tendría un camino fácil para hacer ruido en el US Open de este año. Y si sale airosa en su primer compromiso podría cruzarse en la segunda ronda ante la exnúmero uno del mundo, Serena Williams.

“Mientras algunas de las principales jugadoras estarán ausentes, hay muchas otras que subirán el nivel de juego y será una dura batalla por el título para todas”, destacó.

Al igual que los pocos torneos oficiales que se han podido celebrar, no se permitirán espectadores en las gradas.

Puig no había debutado en el año cuando la pandemia del COVID-19 apareció y detuvo la competencia mundial porque venía rehabilitando un codo operado en octubre pasado.

Puig llega al torneo de nuevo bajo la dirección de Ignacio ‘Nacho’ Todero, el argentino que la guió a la medalla de oro en las Olimpiadas Río 2016.