Los ojos de Lisa Boscarino Pagán brillan cuando rememora su participación en los Juegos Panamericanos Indianápolis 1987.

Durante esa justa continental, Nilmarie Santini y Boscarino derrocaron estereotipos, así como marginaciones dentro las altas esferas del Comité Olímpico de Puerto Rico (Copur) camino hacia unas históricas gestas. El dúo se convirtió en el primero que logra medallas de oro a nivel panamericano en la disciplina de judo.

Santini antecedió a Boscarino con una presea dorada en la categoría de los 72 kilogramos. Al día siguiente, la joven de Cataño tuvo el turno sobre el tatami decidida a sumar su nombre en los libros de historia deportivos de Puerto Rico.

“Me sentía sumamente nerviosa.  Eran tantos los nervios que siempre lloraba antes del combate, pero después superaba esa tensión”, recordó Boscarino durante una conversación con Primera Hora.  

“Aunque le había ganado a las cubanas y a las venezolanas en esos Juegos, nunca le había ganado a la estadounidense. Tampoco había peleado contra las representantes de Brasil, no sabía qué esperar de las argentinas, así que estaba nerviosa, con mucha presión, pero sabía que había entrenado bien”, compartió.

El entrenador Hiromi Tomita le recalcó que concentrara sus bríos en la rival de turno y no en la posibilidad de una medalla.

Sin embargo, Boscarino sentía una motivación adicional en Indianápolis. 

“Había participado en los Panamericanos de 1983 cuando incluyeron judo femenino por primera vez. Había ganado un combate y perdí contra la atleta de Estados Unidos. Nos dijeron que debíamos regresar a la Villa y resulta que tenía que disputar bronce con la de Cuba. No me presenté porque me habían enviado para la Villa”.

Boscarino recuerda que llegó al centro de las competencias muy concentrada.

“Sentía confianza porque  había ganado  oro en los  Centroamericanos”, recordó.

Y a pesar de los nervios, Boscarino ganó su primer combate; el segundo fue contra una competidora de Canadá y también salió airosa. Eso preparó el escenario para un duelo ante la rival más complicada, la estadounidense Jo Quiring. 

“Sabía que la favorita era ella. No tenía nada que perder así que hice de todo. Entré a atacar y entiendo que la pelea 

estuvo bastante pareja. Cuando restaban 10 segundos, la pude tirar (al suelo) y sabía que no me podía ganar. Fue una doble emoción porque las mujeres de Puerto Rico no habían tenido la oportunidad de ganar oro a nivel Panamericano”, comentó.

Derriba obstáculos

Para 1987, el judo femenino ya había pasado de ser exhibición a ser competitivo. 

“Al principio no era aceptada  y menos por querer ganar una medalla en un deporte que normalmente hacían los hombres.  La federación y el Copur en aquel momento, porque ha cambiado muchísimo, nos hostigaban constantemente. Eso me motivaba para entrenar más duro”, aseguró. 

Boscarino lidió con la censura dentro del Copur, particularmente del entonces presidente Germán Rieckehoff Sampayo, confesó.

Relató que durante el desfile para presentar a la delegación que viajaría a Indianápolis, le preguntaron a Rieckehoff si había algún deporte que no contaba con su aprobación. 

“Dijo que no favorecía el judo femenino, el sóftbol femenino, la lucha olímpica, ni el baloncesto femenino porque esos deportes desarrollan lesbianas y homosexuales. Fue justo antes de salir a los Panamericanos, así que enseguida los periodistas me preguntaron. Dije que eran lamentables los comentarios porque (él) debía ayudar en el rendimiento de los atletas y no en mirar si eran hombres o mujeres”, insistió.

Afortunadamente, su dedicación ante semejante adversidad tiene un enorme importancia  en la historia deportiva local, una que vale oro.