LOS ANGELES. Con gracia y destreza, las atletas puertorriqueñas de gimnasia rítmica conquistaron el John Wooden Center de la Universidad de California en Los Ángeles y cosecharon un total de 16 medallas en los Juegos Mundiales de Olimpiadas Especiales.

Ashley Pérez Ortiz, Paola Miranda Ventura, Valeria Vázquez Esteban, Ninoshka Rodas Fortuño, Daimi Aza Rodríguez y Eugenia Farinacci Pons ganaron preseas en todos los eventos de los niveles 1 y 2, que incluían rutinas con bola, cinta, cuerda, aro y maza.

Estos logros han sido significativos para cada una de ellas, según compartieron este jueves antes de entrar nuevamente al Wooden Center, no para competir, sino para aprender las nuevas rutinas de la gimnasia rítmica para el próximo ciclo olímpico.

Relacionadas

“Muy contenta y muy feliz”, dijo sentirse Ashley, quien ganó bronce en maza y “all around”.

Hace cuatro años en los Juegos Mundiales de Grecia, la atleta de 22 años de edad obtuvo tres preseas de oro y dos de plata.

Por su parte, Ninoshka destacó que le alegraba, no solo el premio a su esfuerzo, sino el poder compartir con sus compañeras de equipo durante este viaje.

“Estoy bien, bien feliz por compartir con las amigas. Estoy contenta y bien feliz”, afirmó la joven de 23 años, ganadora de plata y bronce.

Paola le dedicó su presea de bronce a su familia, igual que la medallista de oro Valeria, quien le envió saludos a sus padres, hermano, abuela y a “las titís”.

“Estamos súper contentas y complacidas con el desempeño que han tenido acá en los Juegos. Han puesto todo su empeño en conseguir las medallas y son unas campeonas. Han dado la cara por Puerto Rico”, expresó la entrenadora Jeanette Valdés.

¿Qué las llevó a conseguir esta demostración?, se le preguntó.

“Yo creo que es la dedicación y la responsabilidad que tienen y el deseo de competir y de ganar. Son unas atletas bien comprometidas”, respondió la maestra de profesión, que comparte las labores de entrenamiento con Annelisse Vélez González.

Valdés señaló que el nerviosismo se apoderó de algunas de las atletas al momento de hacer sus rutinas, porque había mucho público en el gimnasio de UCLA, pero que a pesar de ello lucieron cómodas y seguras.

Además, la confianza y buena vibra que necesitaban se la dieron los padres, hermanos, tíos y abuelos de Paola, Valeria, Ninoshka y Eugenia, quienes estuvieron en las gradas.

“Ese apoyo familiar fue bien importante”, puntualizó Valdés.

Estas atletas consiguieron una  medalla de oro, cinco de plata y 10 de bronce.

Lea más sobre Special Olympics