Krystal Rosado: Ejemplo de determinación
La púgil boricua, que hace apenas un año dio a luz un niño, hoy está a las puertas de una medalla en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en San Salvador
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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San Salvador. Hace 12 meses, Krystal Rosado Ortiz estaba dando a luz a su hijo Xavier. Y hoy día está a una victoria de conseguir una medalla en los Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023.
La carolinense, de 20 años, no perdió tiempo para regresar al ring.
“Al mes de dar a luz ya estaba corriendo. Traté de coger condición, pero me costó mucho porque no podía hacer ni un push-up. Empecé a ir al gimnasio. Me animé y por ahí seguí trabajando con el peso y cogiendo condición”, contó la púgil de 110 libras.
Rosado Ortiz se anotó el jueves una gran victoria, 4-1, sobre la dominicana Novoanny Núñez en la primera ronda de los 50 kilogramos. Regresará al ring de San Salvador 2023 este sábado para combatir en los cuartos de final. Una victoria le colocaría en las semifinales y le aseguraría una medalla en el certamen.
Doce meses antes, tal vez era impensable que Rosado Ortiz estuviese hoy día a pasos de un sueño en el pugilismo internacional. Pero su determinación la ha puesto en esa posición, dio testimonio su entrenador en Puerto Rico, Gerardo Sánchez Orta, quien viajó hasta San Salvador para seguir a su boxeadora del gimnasio Villa Fontaña en la urbanización Los Ángeles en Carolina.
Sánchez también categorizó a Rosado Ortiz como un ejemplo para la juventud.
“Una vez dio a luz y cuando se sintió bien comenzó a caminar y a correr por su cuenta y a los cuatro meses estaba peleando en un torneo en Florida, el que ganó. Eso es ejemplo de que querer es poder, de que no hay limitaciones. A las muchachas que pasan por la misma situación, que no se frustren y no se echen a perder. Se puede”, dijo.
Una relación de familia
Sánchez Orta, de paso, está acompañado en estos juegos por su padre, Gerardo Sánchez Robles
En una entrevista con este diario, el trío reveló mucho sobre la intimidad de esa conversación, así como el vínculo entre padre e hijo.
“Él es Gerardo, mi entrenador. Y él es su papá. Pero para mí, ellos son mi papá y mi abuelo” dijo Rosado Ortiz.
“Son personas sumamente importantes para mí. Los amo y los adoro, y les agradezco que vinieran hasta aquí para verme pelear y apoyarme. Siempre han estado ahí, no solamente en el boxeo, sino en los buenos y malos momentos. Como dije es mí papá. En todo me apoya. Ha estado conmigo en los eventos deportivos, escolares, en la vida, en todo. Está ahí conmigo en lo que necesite”, profundizó.
Resulta que Sánchez Robles y Sánchez Orta son los rostros de los adultos que, como ella ha comunicado públicamente en el pasado, la recibieron en el gimnasio de Villa Fontana localizado, ahora en la urbanización Los Ángeles en Carolina, y le enseñaron no solamente el boxeo, sino la vida.
Los Sánchez revelaron que “adoptaron” a Rosado Ortiz desde los 8 años y desarrollaron con ella una relación paternal, que es común en la relación entrenador-atleta en todos los deportes, pero que se acentúa más en el boxeo por lo rudo del crecimiento de muchos de este tipo de atleta.
Tan fuerte es la relación que los Sánchez vinieron hasta aquí aunque no están activos en la esquina de Rosado Ortiz, que tiene designados por el Comité Olímpico de Puerto Rico a los entrenadores nacionales Carlos ‘Cholo’ Espada, Víctor ‘Cano’ Ortiz y Joe Santiago, entre otros en el equipo de trabajo que también compone el preparador Patricio Chutney.
Es, en fin, una visita obligatoria como ‘abuelo’ y ‘padre’, dijo Sánchez Orta, quien no tiene hijos de sangre.
“Así es. Ella es una hija, como lo son muchos de los nenes del gimnasio, todos los que pasan por las manos mías. Comparto mucho con ellos. Es una dinámica que tienen casi todos los entrenadores de boxeo. Es algo que creamos. Hacemos a los boxeadores familia y compartimos con ellos dentro y fuera del ring”, dijo.