Por su hijo mayor, Juan “Igor” González siente un orgullo.

Aunque no le siguió sus pasos en el béisbol, el ex dos veces Jugador Más Valioso de la Liga Americana no esconde su felicidad al expresarse sobre Juan González Jr., a quien su familia apoda como “Jay” y quien se destaca como jugador de football americano y estudiante en Tarleton State University, en Texas.

“Como padre, me siento orgulloso de mi hijo Jay, como estudiante y futbolista. No lo niego, me gustaría que fuese pelotero, pero respeto su dedicación desde niño al football americano”, dijo González en expresiones realizadas a través de su asesor y amigo cercano Luis Rodríguez Mayoral. “Quiero que (Jay) sea un crédito para Puerto Rico y para la sociedad. No me extrañaría si algún día juega con mi equipo favorito, los Ravens de Baltimore”, añadió Igor, quien además destacó la labor realizada por su ex esposa y madre de Jay, Jackie González, en la crianza de su hijo.

Jay nació en febrero de 1992, un par de meses antes de que Igor comenzara su cuarta temporada con los Vigilantes de Texas. El toletero vegabajeño jugó con los Vigilantes hasta 1999, y luego volvió para una segunda estadía para las temporadas 2002-2003. Para su último turno al bate con Texas, Jay tenía 11 años.

No obstante, Jay no era un fanático asiduo en las gradas del Ballpark, en Arlington, según recordó su madre, Jackie.

“Juan (Igor) siempre ha estado presente, él siempre fue un buen padre y nosotros somos buenos amigos”, expresó Jackie en entrevista telefónica con Primera Hora desde Arlington, donde reside.

“De niño, se hacía difícil (la relación) porque él (Igor) siempre estaba viajando para series. Y para los juegos locales, yo no lo iba a dejar faltar a la escuela. Pero hoy día, tienen una bonita relación. Yo sabía que, cuando creciera, iba a ser más fácil”, sostuvo Jackie.

En la actualidad, Igor y Jay mantienen constante comunicación. Jackie recuerda con cariño el pasado mes de septiembre, cuando Igor viajó a Arlington para ver un partido de su hijo en el Cowboys Stadium.

“Fue muy bonito para mi hijo y para su papá. Igor viajó, el mismo día, para verlo jugar. No le dijimos nada que el papá venía, porque él se pone nervioso. Se enteró después del juego. Pero fue un orgullo, la pasamos muy bien”, rememoró Jackie.

Por otro lado, Rodríguez Mayoral también reside en Texas y trabajó mano a mano con muchos peloteros latinos de los Vigilantes. El también escritor de béisbol mantiene constante comunicación con Jay y recordó cómo lo ayudó a ser reclutado por Tarleton State, pues aseguró que el joven nunca deja que la figura de su padre le sirva como ventaja sobre los demás.

“Es un caso raro en estos días. Jay entró y recibe su ayuda y becas en Tarleton, aunque no las necesita. Él está en la universidad por sus méritos propios, él se lo ganó”, sentenció Rodríguez Mayoral.