La nota grande en Ultimate Fighting Championship 128 no es que Jon Jones hizo historia como el peleador más joven en ganar un campeonato en dicha compañía de artes marciales mixtas, sino cómo lo hizo.

Jones, de 23 años de edad, abusó como le dio gusto y gana del veterano brasileño Mauricio “ Shogún” Rúa - que hasta el sábado figuraba cuarto en la lista de los mejores peleadores libra por libra de MMA- al derrotarlo por nocaut técnico con 2:43 en el tercer asalto para agenciarse la corona de las 205 libras.

El larguirucho peleador de 6'4” de estatura y 7'1” de alcance, aprovechó al máximo esa ventaja para robarle el ataque a Rúa por casi toda la pelea e imponer su ritmo sin problemas.

Durante el combate, Jones lanzó a Rúa a la lona como si fuera un muñeco de trapo en varias ocasiones para tomar ventaja en la monta y castigarlo con codazos y golpes al rostro.

Rúa aguantó mucho más de lo que otros hubieran tolerado, pero no pudo nunca escapar el acoso frenético de Jones, que no le dio espacio para descanso ni para reagruparse.

Ya para el tercer asalto la cara de Rúa se veía desfigurada, sangrando por la nariz, con ambos ojo hinchados y hematomas por varias partes del cuerpo.

Durante una secuencia, Jones lo conectó con rodillazo al cuerpo, patada a la cara y golpes al rostro que hicieron retroceder a Rúa. La pelea terminó poco después con un gancho al cuerpo, seguido de un rodillazo, que provocó la detención del combate.

Como dato curioso, a solo horas de su pelea, Jones y su séquito de entrenadores detuvieron a un ladrón en la calle que se estaba robando un carro y lo inmovilizaron hasta que llegó la policía.