Al igual que en 1964, en el 2021 Puerto Rico y el mundo asisten a una ciudad de Tokio que aún frente a la adversidad, asumirá el reto de presentar uno de los eventos más importantes del planeta en tiempos difíciles. Y de seguro, una vez más, brillará.

En aquella ocasión, los japoneses vieron la organización de los decimoctavos Juegos Olímpicos como como una oportunidad de resarcir su honor y mostrar su capacidad de resurgir de las cenizas después de que los horrores de la Segunda Guerra Mundial les llevaran a ser objetivo de dos detonaciones atómicas que devastaron ciudades completas y segaron cientos de miles de vidas.

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En esta ocasión, lo hacen en medio de una pandemia que ya atrasó por un año el calendario de competencias, y con un estado de emergencia vigente por las alarmantes cifras en la tierra del sol naciente. Y los iniciarán justo después de que el saldo de la pandemia rebasara los cuatro millones de decesos en el planeta.

Hay similitudes en las delegaciones, aunque no tanto en la cantidad de féminas.

Según el libro ‘De Londres a Tokio 1948-2020’ del historiador Carlos Uriarte, en 1964, cuando el pertiguista salinense Rolando Cruz entró al estadio olímpico con la Monoestrellada, lideró una delegación de 33 atletas, de los cuales solo dos eran mujeres. Participaron en ocho deportes: velas (1), clavados (1), atletismo (6), tiro (4), natación (4), levantamiento de pesos (4), boxeo (1) y baloncesto (12).

Anita Lallande y Margaret Harding, ambas en natación, fueron las únicas féminas participantes.

En 2021, cuando Adriana Díaz y Brian Afanador carguen la enseña nacional, encabezarán una delegación de 37 deportistas, de los cuales 24 serán mujeres, casi duplicando el número de hombres (13). Participarán en 15 disciplinas: atletismo (4), boxeo (1), clavados (1), ecuestre (1), golf (2), judo (3), lucha (1), natación (2), patineta (2), remo (1), taekwondo (1), tenis de mesa (3), tiro (1), vela (2) y baloncesto femenino (12).

Los Juegos Olímpicos Tokio 64 son reconocidos en Puerto Rico mayormente por la actuación del Equipo Nacional de Baloncesto, que allí obtuvo su mejor actuación olímpica al finalizar en cuarta posición al perder el partido por el bronce ante Brasil. Estados Unidos y la Unión Soviética ganaron oro y plata, respectivamente.

Con un aceitado equipo liderado por los legendarios Juan ‘Pachín’ Vicens, Teo Cruz, Rubén Adorno y Bill McCadney, los boricuas consiguieron triunfos ante Japón, México, Polonia, Canadá y Hungría, y derrotas ante Italia y la poderosa Unión Soviética.

Puerto Rico, con 5-2, cruzó en semifinales con Estados Unidos y ganaron la primera mitad, pero la segunda fue de los estadounidenses, que se impusieron 62-42.

La Unión Soviética derrotó en la otra semifinal a Brasil, dejando a Puerto Rico y a los suramericanos en la batalla por el tercer puesto, que finalmente fue de Brasil al imponerse 76-60.

Según Uriarte, los baloncelistas fueron recibidos como héroes en la Isla y paseados en autos convertibles por las calles de la capital.

En Tokio 64 además, el peñolano Abe Fornes se convirtió en el primer corredor boricua en participar en la prueba del maratón. Y Jerry Anderson fue el primer representante de Puerto Rico en el evento de clavados.

Transformarán la manera de televisar los juegos nuevamente

Según Uriarte, la tecnología, un área que los japoneses han dominado por décadas, fue un sello distintivo en la organización de los Juegos del 1964. Las pizarras electrónicas y el uso de computadoras para registrar tiempos, además de la transmisión en color y vía satélite de los eventos por primera vez en la historia olímpica marcaron la edición de 1964.

En el 2021, el básquet boricua nuevamente será llamativo, siendo la participación del equipo femenino la primera en su historia en la justa.

Cincuenta y siete años más tarde, en medio de una era intensamente tecnológica que ha acortado las distancias, se espera que los Juegos Tokio 2020 en el 2021 sean unos hechos para televisión ante la decisión de prohibir la presencia de espectadores en los eventos.

Y una vez más, como demostraron en 1964, los japoneses de seguro cambiarán la manera de organizar, ejecutar y transmitir unas Olimpiadas.