Hermandad deportiva: Adriana Díaz y Bruna Takahashi se gozan y sufren sus victorias y derrotas
Al terminar la final de la fase individual del tenis de mesa, la boricua detuvo su celebración para consolar a su derrotada amiga brasileña.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
PUBLICIDAD
Santiago, Chile. El deporte es uno de esas actividades de la vida que produce lo que llaman ‘la euforia de la victoria y la agonía de la derrota’.
Entre medio de ellas está también la solidaridad con ambas emociones.
Uno de los más recientes ejemplos de esto se protagonizó el miércoles al cierre de la final individual femenina del tenis de mesa en los Juegos Panamericanos Santiago 2023. Esos dos lados de la moneda estuvieron expuestos con la euforia de la ganadora de la medalla de oro, Adriana Díaz, y la agonía de la derrota de su adversaria brasileña Bruna Takahashi.
Relacionadas
Y el entremedio quedó revelada la gran amistad que existe entre Adriana y Bruna, y las familias de ambas jugadoras.
Tanto es así que hasta en el lado ganador de la fanaticada que vio el partido, el resultado también generó dolor.
“Fue una pena que ocurriera contra Bruna porque se conocen muy bien, son amigas”, dijo la madre de Adriana, Marangely González, justo luego de la victoria de su hija.
Takahashi y Díaz casi han crecido juntas en el tenis de mesa, por esos andares internacionales por los que el deporte las ha llevado.
Se han enfrentado en cancha casi 30 veces y se ha ganado de parte y parte en esos duelos, como ocurrió el miércoles aquí, cuando Díaz salió por la puerta ancha en un tenso partido final que se extendió a un séptimo y decisivo set ante gradas llenas y con mucho en juego. Un par de días antes, por su parte, Bruna y su hermana derrotaron a Adriana y su hermana Melanie en la semifinal del torneo dobles femenino en el que las boricuas defendían corona.
También son colegas, latinoamericanas, amigas, y el duelo del miércoles lo dejó demostrado por el gesto de apoyo de la boricua hacia su adversaria en el momento de la derrota.
La boricua se comportó grande y elegante, solidaria en el momento de la agonía de Takahashi. Al saludarse tras el juego la abrazó, le levantó la cara y la animó
“Lo primero que le dije fue: ‘te admiro y te respeto. Estás jugando increíble’. Le dije también que siguiera adelante porque algún día va a lograr todo lo que se proponga”, reveló Díaz.
Las vidas de ambas atletas son paralelas, de hecho. Ambas tienen 23 años y son de las principales tenismesistas del continente americano.
Como si eso fuera poco, Bruna también tiene una hermana tenismesista. Se llama Giulia y está aquí como sencillista y doblista del equipo de Brasil.
Su padre no es entrenador, como en el caso de las hermanas Díaz que tienen a su padre Bladimir como mentor en el deporte. Pero su padre y madre están metidos de lleno con ellas en la producción de sus carreras, como agentes y administradores, entre otras áreas.
“Son vidas muy similares”, reconoció Bruna. “Mi papá es mi empresario y mi mamá se encarga de todo lo demás, como hace la mamá de Adriana y su papá. Estoy muy feliz de tener a su papá, mamá, a Adriana. Son familia de otro país”, dijo.
Aun en la derrota, Bruna describió el partido del miércoles como uno “especial” por la relación entre Adriana y ella y sus familias.
Takahashi se vio muy afectada emocionalmente luego del encuentro. Fue una dura derrota que enfrentó por el premio grande de los Juegos Panamericanos y en un momento en que su nivel competitivo luce elevado.
Pero dijo que, tratándose de Adriana, también siente solidaridad con la euforia de su amiga.
“Sé que fue un partido bonito. Me da felicidad de que Adriana ganó. Si hubiera sido otra la que ganó, yo estuviera más y más triste. Cuando Adriana gana, siento una emoción grande. Tengo mucho respeto por ella”, dijo.