Hoffman Estate, Illinois. Simone Biles comenzó su primera competencia en 732 días corriendo tramos cortos mientras se presentaba a las gimnastas participantes. Era como si no supiera adónde ir.

Fue la única vez que pareció extraviada. Una vez que saludó a los jueces, Biles fue la misma de siempre.

Biles se llevó la victoria este fin de semana en el U.S. Classic, que marcó su regreso tras una inactividad de dos años, posterior a los Juegos Olímpicos de Tokio. En aquella cita postergada a 2021 por la pandemia, la estrella estadounidense dijo que experimentaba “giros” en su mente y decidió ausentarse de varios eventos olímpicos.

Ahora, parece que cualquier problema emocional ha quedado atrás.

Con un deslumbrante leotardo blanco y negro, la deportista de 26 años se mostró como un pez en el agua frente al público que agotó las entradas en la NOW Arena. Muchos espectadores llevaban carteles con mensajes de apoyo para Biles.

Su marcador de 59.100 puntos en el concurso completo fue por mucho el mejor de la noche. Fue algo notable, si se toma en cuenta que sólo comenzó a entrenar en forma seria en abril, tras contraer nupcias con el defensive back de la NFL Jonathan Owens.

Biles no ha dado detalles sobre su regreso al deporte que redefinió durante una década. Apenas la semana pasada dijo que en su participación en este evento tenía como objetivo recuperarse de los “giros”, término con el que había definido un bloqueo mental que la hacía perder la conciencia de dónde estaba en el aire.

Sin embargo, enfatizó que se encontraba bien. Y sin duda lo demostró.

Biles exhibió un extraño equilibrio entre relajación y energía, con su número 231 y, al menos antes de que comenzara a competir, un collar que lleva el apellido Owens de su marido.

Comenzó en las barras asimétricas. No fue perfecta y estuvo cerca de frenarse hacia el final de su rutina.

Se valió de su fuerza para salir delante y volar del aparato hacia el aterrizaje.

Su puntuación de 14.000 fue la tercera mejor de la competencia y una señal de lo que vendría. Lució tan sólida como siempre en la viga de equilibrio, que le redituó un bronce en Tokio tras una semana de incertidumbre.

Biles ha dicho que aquella presea fue la más dulce de su carrera.

Nunca cerró oficialmente la puerta a París, ni siquiera después de aquella estadía caótica en Japón. Pasó buena parte de los últimos dos años preparando su boda y el resto de su vida.

Sin embargo, el gimnasio terminó atrayéndola de nuevo, con una postura más discreta que en 2018 o que en la antesala de Tokio 2021.

Por el momento, está permitiendo que su gimnasia hable por ella. Y lo ha hecho fuerte y claro.

Fue dinámica en el piso, con una evaluación de 14,900.