El triunfo de Sebastián Rivera ayuda a su familia a sanar el reciente duelo por la muerte de su abuelo
Presente en las gradas estaban su padre y abuela, a dos semanas de haber perdido al fanático número uno del luchador.
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París, Francia. En las gradas de Champ de Mars estaba la boricua Gloria Nilda Rivera, la orgullosa abuela del recién medallista luchador y abanderado, Sebastián Rivera.
Observaba a su nieto combatir con lágrimas en los ojos por orgullo y porque su esposo, el abuelo de Sebastián, falleció hace dos semanas y no pudo estar aquí.
La abuela lo lamentó.
“El abuelo era locura con ese muchacho”, dijo Rivera. “Fue parte de esto, junto a su padre, de todo esto que ocurrió aquí”.
El padre de Sebastián, Stephen Rivera, también estaba aquí con lágrimas en los ojos al ver a hijo tirar un gran torneo en la división de 65 kilogramos, en que mereció también el oro.
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Cuenta el padre de Sebastián, también lamentando el fallecimiento de su padre, que convenció a su madre Nilda a venir a París a ver a su nieto combatir ante los mejores.
Y la tocó por la fibra sentimental al momento de convencerla.
“Papi falleció recientemente y ella no quería venir. Le dije: ‘Ven para que papi vea a Sebastián a través de tus ojos’“, contó.
Sebastián, el atleta, es Rivera Ruiz. Los Rivera son de Mayagüez y los Ruiz son de Caguas. La familia emigró a los Estados Unidos. Sebastián nació y creció en Estados Unidos. Se hizo y se desarrolló como luchador en la Universidad de Rudgers en Nueva Jersey.
Desde universidad quiso y se comprometió a representar a la tierra de su familia.
La abuela no podía estar más orgullosa de ver a su nieto sentir a Borinquen en su corazón.
“Estoy bien contenta de que por fin el siente y reconoce quién es: un puertorriqueño que, con el favor de Dios, lo hará muy bien en el futuro”, dijo.
Su padre, también nacido en Estados Unidos y exluchador, estaba sorprendido con su hijo pese a que ‘lo parió’.
Sebastián vino de abajo en su primer combate aquí. Estuvo a punto de sacar el combate semifinal ante el eventual campeón de los 65 kilogramos, el japonés Kotaro Kiyooka. Vino de abajo en el repechaje, tanto en su primer combate como en el de bronce, el que sacó estando abajo 9-8 en los cinco segundos finales.
“No me deja de sorprender. La preparación y la confianza en sí mismo no tiene precio. Lo demuestra en sus ejecuciones”, dijo.