El surf se juega mucho al subirse a la ola olímpica
El debut en Tokio tomó un siglo de gestiones.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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El surf se subirá a una ola en la que se jugará mucho al debutar como deporte olímpico.
Obtendrá legitimidad como un deporte multifacético y, quizá, ganarse cierto respeto para poder sacudirse del estereotipo que es sólo para el placer de los bohemios de la playa.
El debut tomó un siglo de gestiones. La Asociación Internacional de Surf estuvo presionando al Comité Olímpico Internacional desde 1995, aunque el empeño para incluir el deporte se remonta a los Juegos de Estocolmo 1912.
Fue cuando Duke Kahanamoku, ganador de cinco medallas en natación e ícono hawaiano y reverenciado como el padre del surf moderno, reclamó por primera vez que se le diera el reconocimiento de disciplina olímpica.
Entonces, el acto de subirse a una tabla para navegar una ola del océano como competencia era algo virtualmente desconocido fuera de su natal Hawai.
Primer plano
El surf es una industria que mueve 10,000 millones de dólares, pero el surf profesional, bajo el paraguas de la World Surf League, sigue siendo un mundo aparte y que muchos no entienden.
Es un deporte que requiere de mucha habilidad física, con fuerza, agilidad y virtuosidad para ejecutar maniobras que dependen de lo que el vasto océano pueda ofrecer en el momento.
Hay esperanza de que este deporte visualmente atractivo finalmente recibirá el aprecio por una audiencia generalizada en los Juegos, aunque muchos espectadores por TV tendrán dificultad para seguir la acción por la complejidad y metodología de anotación de la prueba.
Deuda con Hawai
La geopolítica de los Juegos estará a flor de piel cuando Carissa Moore y John John Florence compitan. Son de las dos máximas figuras profesionales y forman parte de la World Surf League bajo la bandera de Hawai. Nacieron y se criaron en O’ahu, y Moore es en parte una hawaiana autóctona. La decisión de la WSL de reconocer el sitial de Hawai en el mundo del surf y su papel en inventar del deporte va en dirección contraria a la decisión del COI contra un movimiento que reclama soberanía para tener un equipo de Hawai.
El ídolo local
Para Kanoa Igarashi, un californiano de 23 años con doble nacionalidad japonesa, y que representará a Japón, el surf olímpico es volver a casa.
Ha surfeado en la sede olímpica, la playa de Tsurigasaki, durante toda su vida y la localidad tiene un arraigo sentimental enorme para su familia. Su padre, Tsutomu Igarashi, un japonés que se fue a Estados Unidos antes que Kanoa naciera, aseguró que ayudó a popularizar las olas en su juventud.
“En un momento, era el único lugar donde surfeaba. Es tan extraño que el deporte sea un deporte olímpico”, dijo Igarashi padre. “A veces siento que surfeaba ahí como si supiera que los Juegos Olímpicos iban a venir”.
A merced de la madre naturaleza
El surf es un deporte que depende de múltiples factores fuera de control, incluyendo el momento exacto de la competición, en este caso a partir de 25 de julio. Los organizadores monitorean las olas para determinar con datos de oceanografía y atmosféricos para decidir si las condiciones para surfear — altura de la ola, dirección del viento, movimiento de la marea — son las ideales para el día de competencia, por lo tanto existe una alta posibilidad de días libres.
Incluso cuando los surfeadores salgan a competir, las olas en Tsurigasaki podrían decepcionar a los que esperan condiciones espectaculares como las que se ven en las películas. Esa playa en particular es conocida por olas más pequeñas y no se la considera como un sitio extraordinario para las competiciones de surf. Ahora bien, huelga advertir que los Juegos se disputan en el momento cumbre de la temporada de tifones.