El hipismo en Puerto Rico es una tradición que trasciende generaciones
En este deporte abundan las familias con representantes en varias épocas, sobre todo entre jinetes.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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Nota del Editor: Tercero de una serie de historias sobre la gran cantidad de jinetes boricuas que laboran y dan buen nombre a Puerto Rico en hipódromos fuera de la Isla.
Hijo de jinete, monta caballo.
En la larga lista de jinetes boricuas activos en Estados Unidos son abundantes los apellidos que se repiten porque provienen de familias que tienen una larga o creciente tradición hípica que trasciende generaciones.
Es una historia que se repite en el hipismo, independientemente de la función da la persona en la industria.
“Desde que estoy en la barriga estoy en el hipismo”, dijo el hijo y sobrino de jinetes, el exitoso agente de jockeys, Mario ‘Tico’ García Dávila, cuya familia ha estado involucrada en el hipismo hace ya más de 70 años, desde cuando existían a la misma vez en la Isla hipódromos en Las Monjas, Las Casas y en Quintana.
Los apellidos Ortiz, Márquez y López son algunos de esos que hoy en día cuentan con jinetes activos en Estados Unidos y que son descendientes de una larga tradición en las pistas, que comenzaron en Puerto Rico, en el viejo Comandante, antes de encontrar el camino para establecerse en los circuitos en Norteamérica.
Mi abuelo era jinete (Irad Ortiz), mi tío era jinete (Iván Ortiz). Tenían agencia hípica. Nosotros teníamos casco y jugábamos de chiquitos a ser jinetes montando un cojín. Mi abuelo montó en Estados Unidos y, cuando estábamos libre de la escuela, él nos llevaba allá y, mientras trabajaba, nosotros nos íbamos a las cuadras y cuando nos dejaban entrar al jockeyroom nos montábamos en el caballito mecánico. Eso para nosotros era lo máximo
-Irad Ortiz, Jr.
También están los Hernández, los Díaz, los Rohena, los Carrasco, los Vázquez, entre otros apellidos con varias generaciones en el deporte. Pero también hay nuevos apellidos entrando a la ecuación. Por ejemplo, los exjinetes Efraín Cancel y Gezzela Algarín tienen a su hijo Eric montando en el competido hipódromo de Saratoga en Nueva York.
En la mayoría de los casos, los miembros de las familias crecieron dentro del ambiente hípico, entre jinetes y entrenadores, en las cuadras con los mozos y caballos, expuestos al jockeyroom, a la jerga hípica y al referente de sus familiares en su ADN.
En un segundo plano estaban los otros intereses, como el béisbol para los hermanos Irad y José Luis Ortiz, o la barbería para Cancel.
“Mi abuelo era jinete (Irad Ortiz), mi tío era jinete (Iván Ortiz). Tenían agencia hípica. Nosotros teníamos casco y jugábamos de chiquitos a ser jinetes montando un cojín. Mi abuelo montó en Estados Unidos y, cuando estábamos libre de la escuela, él nos llevaba allá y, mientras trabajaba, nosotros nos íbamos a las cuadras y cuando nos dejaban entrar al jockeyroom nos montábamos en el caballito mecánico. Eso para nosotros era lo máximo”, dijo Irad, quien quiso ser jinete desde los 14 años.
Los Ortiz se han convertido en dos de las estrellas de la hípica en Estados Unidos. Los dos se han dividido los últimos tres premios Eclipse, que es el equivalente al premio Jugador Más Valioso en otros deportes.
Por cierto, en donde crecieron los Ortiz, en La Gloria de Trujillo Alto, también crecieron los Díaz, que son familia de los Ortiz y que incluyen al exjinete Héctor Rafael Díaz y a sus hijos jinetes Héctor Díaz, hijo, y Héctor Miguel Díaz (incapacitado). Díaz, hijo, comenzó a montar luego de la incapacidad de su hermano y está teniendo éxito en Estados Unidos.
De todos los casos, el de los Cancel Algarín es una trifecta.
Efraín Cancel y Gezzela Algarín fueron jinetes contemporáneos en los 90 y criaron a su hijo Eric en el hipódromo de Canóvanas, entre colegas, corriendo por la cuadras y por el hipódromo.
A Eric le gustaron los caballos, pero también le gustaba la barbería. Sus padres lo matricularon en un curso de barbería, aunque esperando que su hijo les saliera jinete.
“La barbería era por si acaso no se me daba lo de ser jinete”, dijo Cancel. “Prácticamente no existía nada más que me viera haciendo que montando caballos. Quise seguir los pasos de mis padres y tuve la oportunidad de hacerlo”.
El egresado de la escuela vocacional hípica Agustín Mercado Reverón en el 2015 honró a sus padres y actualmente está en Nueva York, a donde llegó bajo el ala de la leyenda Ángel ‘Junior’ Cordero, quien, de hecho, también es hijo de jinete.
“Nosotros no lo obligamos, pero siempre se le inculcó que por el peso y lo chiquito que era tenía un gran futuro, y como padre es un orgullo tremendo que me siga los pasos”, dijo Efraín Cancel, quien también es sobrino de jinete.