El deporte puertorriqueño sufrió una baja este viernes.

El licenciado Fernando Olivero Barreto, quien fue asesor legal del Comité Olímpico de Puerto Rico (Copur), así como de varias federaciones, falleció debido a cáncer del páncreas, informó su hijo Ricardo Olivero Lora en las redes sociales.

“Tengo una dolorosa noticia que dar. Nuestro amado padre, Fernando Olivero Barreto, falleció esta mañana. El Viejo batalló contra un súbito cáncer del páncreas que en 4 meses lo devoró. Solicitamos que nos den espacio e intimidad para procesar tanta tristeza. Oportunamente haremos declaraciones oficiales con información para familiares y queridos”, publicó Olivero Lora, quien escribió y codirigió el documental “Nuyorican Básquet” que fue presentado en los cines de Puerto Rico en el 2015.

Olivero Barreto fue apoderado de las Gigantes de Carolina en el Voliebol Superior Femenino, además de que laboró como director de torneo. También ocupó la posición de gerente de la Selección Nacional de voleibol femenino y director de torneo del Baloncesto Superior Nacional (BSN).

“Tanto en mi carácter personal, como a nombre de mi familia y el deporte en general, es una enorme pérdida. Fernando todavía hacía aportaciones muy efectivas para el Copur y el deportee n general”, reaccionó Carlos Beltrán, ex presidente de la Federación Puertorriqueña de Voleibol y del BSN.

“Gran parte de los aciertos que tuve en esa direccion fue por la enorme ayuda de Fernando como director de torneo en ambas instituciones. Cuando me ofrecieron trabajar en el BSN tuve que tenerlo a mi lado porque no lo hubise aceptado. Su colaboracion fue enorme, un gran amigo y una pérdida”, agregó.

El Copur reconoció mediante una comunicación escrita las aportaciones que hizo Olivero.

“El destacado abogado en asuntos civiles tuvo una larga trayectoria vincula al deporte en Puerto Rico y a nivel internacional, colaborando con disciplinas deportivas hasta ocupar el liderazgo en muchas de ellas. Su llegada a nuestra institución fue una transformación que dejó huellas, en cada uno de sus miembros, basadas en los principios fundamentales de la visión olímpica. Su estadía trascendió mucho más allá de la tribuna legal. Sus ganas de hacer el bien se manifestaron en cualquier escenario deportivo. No escatimó en buscar el balance, su fin era hacer brillar a los suyos. En su pausada personalidad, prevalecía su pasión por ver enarbolada la monoestrellada en todos los rincones olímpicos a nivel mundial. Fuimos testigo de cómo se le dibujaba una gran sonrisa, y muchas veces afloraban las lágrimas, cada vez que había una conquista puertorriqueña”, destacó.

“Nos deja la asignación de seguir escudriñando la materia olímpica y la gran responsabilidad de ser creyentes de la plena ejecución de los valores olímpicos, porque su legado así lo demuestra”, continuó el escrito.

La familia no ha ofrecido detalles adicionales.