El deporte de base ha salido a flote luego del huracán María, los terremotos y la pandemia
Según varios líderes ligueros y federativos, el desarrollo de atletas en la Isla continúa pese al atraso en la reconstrucción de parques, canchas y facilidades en general.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
PUBLICIDAD
El paso del huracán María por Puerto Rico en septiembre de 2017 dejó devastación y caos.
Residencias, edificios y la infraestructura eléctrica y de comunicación del país quedaron severamente afectadas y algunos casos incluso en ruinas, sin la capacidad de proveer sus servicios. Miles de vidas se perdieron durante el caos y un sinnúmero de familias optaron por recoger sus pertenencias para abandonar la Isla.
Los espacios reservados para practicar deportes y los parques pasivos no fueron la excepción. Niños de todas las edades se quedaron sin lugares para distraerse y los procesos para rehabilitar o reconstruir el grueso de ellos ha sido demasiado lento.
Las huellas todavía son visibles y eso ha tenido unas consecuencias negativas. Sin embargo, en un acto de resilencia las ligas deportivas infantiles y juveniles han buscado la forma de regresar a una normalidad mientras aún aguardan por que algunos de sus centros deportivos sean reconstruidos.
Originalmente, los torneos y las ligas infantiles de distintas disciplinas deportivas como béisbol, voleibol y baloncesto, entre otras, experimentaron mermas en cuanto a la cantidad de participantes. Eso se agravó por los sismos de 2020, así como la pandemia por el virus COVID-19 y sus distintas variantes.
Sin embargo, poco a poco han regresado a cierto nivel de normalidad.
“Las ligas están funcionando. Al año siguiente del paso del huracán María comenzaron nuevamente aunque tuvimos que reubicar equipos en algunas regiones”, explicó Zilkia Rivera, presidenta de Little Leagues Puerto Rico.
Rivera sostuvo que actualmente hay 500 equipos activos distribuidos alrededor de la isla.
“Por un momento dado hubo una merma en la cantidad de equipos por el huracán y también durante la pandemia, pero fue por un tiempo determinado. Después regresó a la normalidad. Al año, comenzaron a abrir, pero no con las mismas facilidades. Las Pequeñas Ligas no se han detenido. American Congress y la RBI, entiendo, están funcionando también, así que están más o menos igual que nosotros”, explicó.
Rafy Torres, director de las Ligas juveniles de la Federación de Béisbol de Puerto Rico, afirmó que los torneos se han llevado a cabo a pesar de los retos e inconvenientes.
“Luego del huracán, el proceso de recuperación ocurrió poco a poco, pero ha ido aumentado a un nivel igual. También ocurrió cuando tuvimos que recesar por la pandemia”, dijo Torres, quien detalló que hay 64 equipos participando.
“Ha habido más entusiasmo en algunas zonas. Para el centro de la isla tenemos más equipos así como Naguabo donde Edwin “Sugar” Díaz (lanzador de los Mets de Nueva York) tiene un equipo participando”, continuó.
Los clubes mini de la Federación de Baloncesto, por su parte, también experimentaron una caída aunque no marcada.
“Antes eran 480 equipos y bajaron entre 400 a 420 después del huracán y con el COVID-19 bajaron un poco más. Ocurrió una merma, pero no dramática. La razón principal es que mucha gente se fue de Puerto Rico y no regresó”, explicó Iván Vázquez, quien dirige al programa federativo.
Vázquez señaló que cerca de 5,000 niños entre las edades de siete y 14 años están participando en los 85 clubes activos.
“Este año fue el más normal desde María. Estamos empezando a regresar a la normalidad después de unos años complicados.
Le estamos dando promoción a los clubes de esos pueblos que tuvieron mermas como Yabucoa, Humacao, Patilla, Arroyo y Maunabo para hacer equipos”, explicó.
David Alemán, dirige el Complejo Deportivo AVOLI en Toa Baja, donde también hubo una baja en la cantidad de equipos de voleibol participando.
“Poco a poco se ha normalizado. No es la misma matrícula de antes y tampoco nos interesa tener demasiada porque lo que queremos es desarrollar. Estamos contentos hasta ahora como las cosas han ido mejorando”, mencionó Alemán.
“Queremos controlar el número. El voleibol en las categorías menores se ha convertido en algo demasiado competitivo. Los papás lo que quieren es ganar y jugar. Pierden el norte que es desarrollar. El objetivo debe ser el desarrollo del niño o la niña para que a la larga se puede beneficiar de las destrezas”, continuó.
Para el 2017, la cifra de equipos en AVOLI rondaba entre los 40 y 60 equipos. En los años después de María, bajaron 16 y, actualmente, cuenta con 20.
“Es un número perfecto y para nosotros es más que suficiente. El voleibol se ha masificado bastante. Cada vez hay más clubes. Por un lado es positivo, pero por el otro debemos buscar la manera de que si habrá más clubes, podamos unificar los criterios de evaluación de los fundamentos por el bien del voleibol”, afirmó Alemán.
A paso de tortuga las reconstrucciones
Una de las críticas que fue replicada entre los directivos de las distintas ligas infantiles y juveniles fue el escaso movimiento tanto de las entidades estatales, federales y municipales para iniciar los procesos de devolver la vida a los parque, canchas y otras facilidades.
Uno de los principales desafíos ha sido obtener las aprobaciones requeridas en términos económicos para los trabajos. Un ejemplo en vitrina es el parque de béisbol Héctor M. Ralat en Toa Baja que originalmente tuvo un costo de $8 millones y donde se llevaron a cabo torneos de la American Congress y la Pee Wee Reese, entre otras ligas, pero que desde hace cinco años permanece sin techo, lo que ha acelerado su deterioro.
“Como director del torneo no hay que esconder nada. Las administraciones municipales no le dan prioridad a los parques que se encuentra en pésimas condiciones. En Isabela hay un equipo de 12 años que ha tenido que jugar fuera de su parque. Muchos parques en la isla no están en condiciones y esto no se trata solamente para que se pueda jugar pelota, las otras facilidades también. Los fanáticos en los parques son regularmente los papás o algún familiar. No hay un acceso a unos servicios sanitarios limpios y hay parques que no tienen gradas para que se puedan sentar”, insistió Torres, de las Ligas juveniles de la Federación de Béisbol de Puerto Rico.
“Hay menos parques porque no están en condiciones perfectas. Falta alumbrado, palcos. Son asuntos que le corresponde a cada municipio. Hay parques que están en condiciones, otros hay que demolerlos y construirlos nuevamente. Forman parte de los planes de trabajo según los contratos que tengan con FEMA”, continuó.
Otros no se han quedado de brazos cruzados e iniciar los trabajos para así poder regresar a la normalidad.
“Nosotros fuimos arreglando las facilidades poco a poco. Tenemos una buena relación con el Municipio de Toa Baja y entiendo que tenemos las mejores facilidades de voleibol en todo Puerto Rico”, concluyó Alemán.