El Año Nuevo chino se vivió muy discreto dentro y fuera de los Juegos Olímpicos Invernales
En China el nuevo año gira en torno a uno de lo doce signos del zodiaco chino y sus festividades principales culminaron ayer.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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Beijing. La capital china regresó al trabajo el lunes tras una semana de vacaciones por el Año Nuevo Lunar, una celebración limitada por la pandemia, especialmente para las miles de personas dentro de la burbuja de los Juegos Olímpicos.
Para los voluntarios y competidores de los Juegos no hubo hong bao -sobres rojos- con obsequios de dinero, ni tartas de arroz de la suerte rellenas de sésamo, ni vistosas danzas del dragón.
“De verdad me gustaría que pudiéramos reunirnos fuera y ver unos fuegos artificiales o algo, pero debido a la pandemia, en realidad no podemos reunirnos y hacer esas cosas, por desgracia”, comentó Vincent Zhou, patinador artístico chinoestadounidense y que tiene estrechos lazos con Beijing.
En toda China, la pandemia ha apagado por tercer año seguido los festejos del año nuevo. El gobierno disuadió a los habitantes de la capital de viajar a casa para visitar familia, en un intento de no propagar el virus. Los que lo hicieron necesitaban dar negativo en dos pruebas diagnósticas antes de volver a Beijing, y hacerse una tercera en las 72 horas desde su regreso.
Jing Kefei, diseñador web de 28 años, dijo que acababa de hacerse la tercera prueba antes de volver al trabajo. El metro de Beijing volvía a estar lleno y las carreteras atascadas de gente.
“Es lo mismo que los días laborables normales, salvo que nos ordenaron hacernos la prueba de ácido nucleico”, dijo.
El feriado, también conocido como Festival de Primavera y que cayó el 1 de febrero, es el más importante del año en China. Se celebra con una semana dedicada a pasar tiempo con la familia, aunque en realidad los festejos duran casi todo el mes, e incluyen el Festival de Faroles el 15 de febrero.
El Año Nuevo Chino gira en torno a uno de lo doce signos del zodiaco chino. En esta ocasión comienza el Año del Tigre, un animal especialmente afortunado para la cultura china.
“Mi madre es del año del tigre, de modo que es genial experimentar el Año Nuevo Chino aquí”, dijo Madison Chock, patinadora artística chinohawaiana del equipo estadounidense.
La celebración más llamativa del Año Nuevo Chino se produjo en la ceremonia de apertura de los Juegos el viernes, cuando los fuegos artificiales iluminaron el cielo sobre el estadio del Nido de Pájaro, un grupo de alegres niños con sombreros e tigre hicieron números musicales y otras personas bailaron durante horas para celebrar la música pop china mientras miles de deportistas olímpicos desfilaban.
El presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, hizo mención al tema de la ceremonia en su mensaje en la ceremonia, que suele ser el evento más visto de los Juegos.
“Que esto les aliente a ser más rápidos, apuntar más alto, haceros más fuertes, juntos. De este modo inspirarán al mundo en este Año Olímpico con la misma ambición, valor y fuerza que el Año del Tigre”, dijo Bach en un mensaje a los deportistas.
Está claro que la pandemia ha complicado las grandes celebraciones que podrían haberse organizado.
Xiang (Robert) Li, director del Centro Estadounidense-Asiático para la Investigación de Turismo y Hostelería en la Universidad de Temple, señaló que las restricciones contra el COVID-19 han quitado lustre a la que habría sido una extraordinaria oportunidad de turismo cultural para los visitantes que llegaran del extranjero para los Juegos.
“Que los Juegos Olímpicos de Invierno coincidieran con esto le da a China algo que promocionar para ayudar a comprender su cultura. Por desgracia, la pandemia no ayuda y el circuito cerrado no ayuda”, dijo Li. “Viajar durante la pandemia, todo tiene un contexto muy diferente”.
El Año Nuevo Lunar es la época de más desplazamientos en China. Este año, el Ministerio de Transportes espera que se hayan 1.200 millones de desplazamientos, un aumento del 35% respecto al año pasado pero por debajo de los 3.000 millones de viajes antes de la pandemia, en 2019.
Chai Xiaoping, de 49 años, llegó el domingo a Beijing con una bufanda roja desde la ciudad portuaria de Tianjin, tras unas vacaciones anticlimáticas.
“En el pasado, mi casa estaba más alegre y festiva con la familia reunida. Pero este año (...) estábamos separados en varios grupos”, dijo Chai. “La pandemia lo desbarató todo”.
Incluso sin la pandemia, el festival se ha hecho menos escandaloso en los últimos años por prohibiciones de fuegos artificiales, una campaña contra el desperdicio de comida y las preocupaciones entre miembro del Partido Comunista de que el consumo exagerado pueda atraer la atención de comisarios anticorrupción. En los últimos años, los chinos han aprovechado cada vez más para viajar al extranjero, aunque las restricciones de cuarentena en esta ocasión han hecho que muchos se queden en casa.
En un año normal, los viajes internos asociados con el Año Nuevo Lunar suponen la migración humana puntual más grande del mundo, pero la llegada de visitantes del extranjero no es un fenómeno turístico especialmente consolidado, dijo Li.
Para los extranjeros que visitan China durante el Año Nuevo, un feriado que gira en torno a la familia, dijo Li, es como si un extranjero visitara Estados Unidos en Acción de Gracias sin familia a la que visitar para cenar un pavo.
Para Zhou, el patinador artístico, el hecho de que Beijing sea una segunda casa para él, donde viven sus abuelos y buena parte de su familia, hace de esta ocasión una oportunidad perdida de celebrar con ellos.
“Los voluntarios fueron muy festivos”, dijo Zhou, señalando que todos les felicitaron el año nuevo y les llevaron comida tradicional, “de modo que comí algo de eso, y quiero decir, la comida ha estado bastante bien”.