¿Novak Djokovic lamenta algo? Sí, dos cosas.

El desempate casi al inicio de la final de Wimbledon el domingo, cuando el serbio de 36 años estaba a un punto de colocarse arriba por dos sets ante Carlos Alcaraz de 20 años.

Y luego fue la volea que falló en un punto de quiebre al inicio del quinto set y con la balanza en favor del siete veces campeón en el All England Club.

“Algunos lamentos”, admitió Djokovic tras la derrota por 1-6, 7-6 (6), 6-1, 3-6, 6-4 en un energizado y entretenido duelo por el campeonato. “Tuve las oportunidades. Creo que lo podría haber cerrado mejor en el desempate del segundo set. Pero le doy crédito por pelear y mostrarme algunas buenas habilidades defensivas. Se merece la victoria hoy”.

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Djokovic había merecido la victoria varias veces anteriores. Siete aquí mismo y sigue a un triunfo de empatar el récord de Roger Federer con ocho títulos en el Grand Slam de césped. El ganador de 23 títulos en un major, empató la mayor cantidad en la era abierta, que inició en 1968, con Serena Williams.

El otro punto que mencionó Djokovic, el otro lamento. Ese error fue más sorpresivo, especialmente para un jugador que ha hecho una carrera con tiro tras tiro y esperando a que su rival cometiera errores.

Alcaraz tenía el saque en el segundo game del último set y Djokovic parecía que tendría una fácil volea para irse arriba 2-0. Pero su derechazo pegó en la parte de arriba de la red en lugar de pasar por encima y le permitió a Alcaraz ajustarse. El español lo quebró en el siguiente game.

“Logré reagruparme y recuperar el momento a la mitad del. cuarto (set), aseguró Djokovic. “Sentía que el péndulo se inclinó hacia mí. Esa era mi oportunidad. Ese punto de quiebre y lo fallé”.