Ponce. En casa de Judith Pérez no ha habido un momento de sosiego.

A los familiares y amigos de Javier Culson no sólo los estremece la alegría que tienen desde que ganó la medalla el martes en el Mundial de Atletismo, sino que también han compartido con alegría la experiencia con la comunidad.

“Estoy loca de que llegue. Todavía como que no he botado el golpe... han sido muchas emociones”, expresó Pérez, madre de Culson.

En su residencia, en la urbanización La Lula de Ponce, Pérez sacó algunas medallas y placas del cargamento de ha ganado Culson a lo largo de su vida y con emoción recuerda y comenta sobre las fotos de su niñez.

“Era un niño bien inquieto. Tenía que correr detrás de él todo el tiempo. Siempre tuvo mucha energía”, recordó Pérez. “Siempre quise que estuviera en algo, pero brincaba de una cosa a la otra. Empezó en pelota... también tenía talento con las bellas artes. Le gustaba la guitarra”.

El talento innato de Culson tiene razón de ser. Por sus venas corre la sangre de un extenso linaje de atletas. Pérez fue velocista y compitió en los Juegos Centroamericanos de 1966. Sus hermanas fueron atletas y su hermano mayor, “Java” Culson, jugó baloncesto. También tiene en su árbol genealógico boxeadores y levantadores de pesas.

“Nos quiere mucho. Es bien celoso con nosotros”, comentó Marie Caridad Culson, hermana de Javier.

Los amigos más cercanos a Javier nunca imaginaron de niños cuando crecían en Glenview que el llegaría hasta este punto, pero luego llegó el momento en que lo esperaban.

“Corría descalzo, feliz, corríamos bicicleta, patinábamos y corríamos detrás de los caballos en el monte. Siempre estaba activo”, recordó Xavier Gracia, amigo de Culson.