De tal palo, tal astilla: Jerome Vega emula a su padre Santos Vega ganando oro en San Salvador
Al ganar la prueba en el lanzamiento del martillo en San Salvador 2023 emuló la hazaña que hiciera su padre 21 años antes en San Salvador 2002.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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San Salvador. El primer martillo que agarró Jerome Vega no salió de la caja de herramientas de su padre. Al menos no ese martillo.
El martillo al que se relaciona este lanzador de atletismo que ganó oro el miércoles de los Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023 es el implemento que impulsó el miércoles en el estadio ‘El Mágico’ González hasta una distancia de 74.83 metros y que llenó de orgullo a su padre Santos Vega, quien igualmente fue medallista con ese mismo implemento hace 21 años en el mismo estadio.
El martillo que precisamente Santos usó en el 2002 fue el primero que tuvo en sus manos Jerome cuando era un niño de 7 años y conoció que su padre había ganado una medalla de plata en la edición de los Juegos San Salvador 2002.
“Este es un sueño que tengo desde los 7 años, y 21 años luego lo logré”, dijo Jerome, ahora de 27 años.
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El padre, presente en las gradas este miércoles en San Salvador, dijo que sabía desde San Salvador 2002 que tenía en su casa al heredero, el que llegaría al podio como él y subiría hasta más alto en ese trono.
Y comenzó a dar ejemplo a su hijo, entonces de 7 años, primero en cómo se hace el voleo, como se le llama a la rotación de los brazos para mover el martillo a 360 grados alrededor de la cabeza, y luego con el giro del cuerpo sobre el eje de los pies en el círculo de lance para coger velocidad rotativa e impulsar el martillo.
Ese modelaje ocurría mientras Santos entrenaba en la pista de la urbanización Brisas del Mar de Luquillo bajo la supervisión del entrenador Alexandro Benítez y la observación del niño Jerome. Su hermana mayor Kiona también estaba presente en esas prácticas.
Naturalmente, luego de dar ejemplo, Santos no utilizó un martillo suyo, de esos que pesan 6 libras, con el niño de 7 años; usó la creatividad, algo que el niño pudiera manejar y al mismo tiempo le encontrara diversión.
Benítez le diseñó un martillo al niño Jerome: una bola de softbol, cruzada por un cordón de alambre que se empataba con ambos extremos a un handle por el que Jerome sostenía el implemento para dar el voleo, el giro y el impulso a imagen y semejanza de su padre.
Así, con un estilo rústico, infantil, pero práctico, comenzó este oro que hizo noticias este miércoles.
“Se ha hecho con muchos sacrificios y ayuda de muchas personas, como el Comité Olímpico, la Federación de Atletismo de Puerto Rico y la gente de Luquillo. Así se creó este sueño”, dijo Santos.
Jerome llegó eventualmente a agarrar un martillo de competencia y comenzar a despuntar a nivel nacional, universitario y ahora internacional.
Inclusive, Jerome honró a la familia martillista desde antes de San Salvador 2023, cuando devolvió a la familia Vega el récord nacional que Santos tuvo en 65.35 en, precisamente, San Salvador 2002. Jerome recuperó ese récord hace varios años y lo elevó, aquí en San Salvador 2023, con el 74.83 con que ganó la medalla de oro el miércoles.
Y próximo puede seguir extendiendo las fronteras de los Vega de Luquillo con actuaciones que le pueden llevar al Mundial Budapest 2023, a los Panamericanos Santiago 2023 y a los Juegos Olímpicos París 2024.
“Esperamos que pueda dar una digna representación en el Mundial en agosto y llegar a París 2024, que es el sueño de todos los atletas”, dijo Santos.