La selección de sóftbol femenino llevó la bandera de Puerto Rico a su más alto sitial al proclamarse campeona de la Serie Mundial de Sóftbol de la Big League  el pasado fin de semana. 

Es la primera vez que un equipo femenino puertorriqueño gana el evento desde que participaron por primera vez en el 2001.

“Llegamos al torneo con las expectativas altas. Con la mente concentrada en terminar primeros. No había cabida para un segundo lugar”, dijo  Gerardo “Jerry” Flores, dirigente del equipo puertorriqueño, que también representó a la región de Latinoamérica en el torneo. 

La confianza de Flores estaba cimentada en el trabajo que había hecho el equipo por los pasados meses, que consistía de prácticas tres veces en la semana.  También tenía la firme convicción de que el bateo y la defensa del equipo  podría respaldar con contundencia a su pitcheo. 

Puerto Rico dominó, 10-7, a la representación de Southwest, compuesta de jugadoras de Monroe Louisiana, en un partido que se llevó a cabo Sussex County, en Delaware. 

“Sabía que mis dos lanzadoras -Paola Flores y  Nachally Rivera- podían hacer el trabajo para contener al resto de los equipos.  Siempre dije que, si las lanzadoras llevaban bien el partido, íbamos a ganar porque tenemos un buen bateo de contacto y una defensa que nunca falla”, aseguró Flores.

Sin embargo, los buenos equipos no se duermen en los laureles, y la novena boricua practicaba su bateo y su defensa todas las mañanas en el estacionamiento del hotel donde se hospedaron entre el 31 de julio y el 7 de agosto. 

“Teníamos que hacerlo. Aprovechando que los partidos eran siempre en la noche, decidimos practicar todas las mañanas  en el ‘parking’ del hotel. Recuerdo que las personas nos veían hacerlo y decían que yo era un militar (por el estricto régimen de entrenamiento), pero al final se vieron los resultados. Ganamos el campeonato”, explicó Flores, quien adelantó que el 95 por ciento de las jugadoras estará activa en el Torneo de Sóftbol de la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI). 

Además, la disciplina de cada una de las integrantes del equipo jugó un papel fundamental. 

“Las muchachas tienen una buena ética de trabajo y mucha disciplina. Ellas mismas pusieron las 10:30 p.m. la hora de dormir para el otro día levantarse temprano, desayunar y estar listas para la práctica. Ninguna estuvo despierta después de esa hora. Esa disciplina era palpable desde las prácticas acá, en Puerto Rico. Nunca me fallaron a una práctica a pesar de que muchas veces se hacían en días festivos en fines de semana largos”, sostuvo Flores, quien tiene en el equipo jugadoras provenientes de Maunabo, Guánica, Arecibo,  Aibonito y San Lorenzo.