La delegación olímpica de Puerto Rico tiene el rostro de una mujer luchadora que siempre supo dónde estaban sus metas profesionales, a pesar de que la administración deportiva es un escenario tradicionalmente dominado por hombres.

Se trata de Betsmara Cruz Lebrón, una guayamesa criada en el barrio Puente de Jobos que, desde hace ocho años, ha desempeñado varios roles en el Comité Olímpico de Puerto Rico, entre estos, coordinadora, jefa y subjefa de misión, donde ha sido testigo de los éxitos y sacrificios de los atletas que con orgullo lucen los colores de la monostrellada.

El camino de Cruz Lebrón, de 34 años, fue inspirado por sus hermanos mayores que practicaban la natación, y por eso, cuando tenía nueve años convenció a sus padres, Erasmo y Betsy, a matricularla en ese deporte ya que quería emular sus pasos y sentir la emoción de viajar a otros países para competir por su país.

“Al principio, mi mamá no quería que estuviera en el deporte, intentaron que yo modelara, pero era malísima y, básicamente le rogué a mis papás que me apuntaran en el deporte de natación porque yo veía lo bien que mis hermanos lo pasaban, todas las amistades que tenían en el deporte y yo quería emularlos, quería ser igual o mejor que ellos”, sostuvo la joven.

Pero el reto no era fácil, ya que la entonces niña salía del Colegio Guamaní School a las 3:00 de la tarde, “y ya a las 4:30 estaba en la piscina de Salinas nadando, así que algo bien sacrificado para mis padres y para mí”.

Mi sueño como atleta era ir a los Juegos Olímpicos. Cuando entré a la universidad, les decía a los profesores que quería estar en la administración deportiva. Si todavía hoy la mujer en la administración deportiva está rezagada, imagínate cuando yo estudiaba hace 10 años atrás. Los profesores se sorprendían porque casi todo el mundo que estudiaba Comunicaciones quiere ser periodista o dirigirse a otras cosas, no específicamente al deporte y ya yo estaba dirigida a eso

-Betsmara Cruz

“Luego, cuando el entrenador Luis Santiago identificó que podía ser una atleta de alto rendimiento, les recomendó a mis papás que me apuntaran en la escuela del Albergue Olímpico y eso cambió mi vida. Me volví un ser bien independiente porque ahí estaba de domingo a viernes y es enfocado en el deporte y en el alto rendimiento”, expuso.

“De ahí en adelante, mi crianza cambió a ser una persona enfocada en el alto rendimiento en el deporte. Viajé sola desde temprana edad, creo que eso fue para mis papás bien fuerte, ver a la nena pequeña de la casa viajar sola para representar a Puerto Rico, pero eso me hizo crecer y enfocarme en lo que quería que era participar en el ciclo olímpico, en alguno de los Juegos Olímpicos”, confesó la nadadora de aguas abiertas.

Mas su anhelo de competir por Puerto Rico en alguno de los Juegos Olímpicos no se hizo realidad, aunque fue parte del medallero en los Juegos Centroamericanos y del Caribe y clasificó para los Panamericanos.

“No tuve el final que quise como atleta, pero sí tengo que decir que comoquiera tuve buenos momentos y siempre fue un honor representar a los colores del país”, reveló la ganadora de 21 medallas en las Justas Atléticas Interuniversitarias, representando a los pioneros de la Pontificia Universidad Católica.

Asimismo, contó cómo se adaptó a vivir en cinco países para completar una maestría en Relaciones Internacionales de Webster University.

Betsmara Cruz representó a Puerto Rico a nivel Centroamericano y Panamericano en el deporte de la natación.
Betsmara Cruz representó a Puerto Rico a nivel Centroamericano y Panamericano en el deporte de la natación. (ANA MARIA ABRUNA REYES)

“El deporte me hizo adaptarme a los cambios mucho más rápido y hay gente que no se le haría muy fácil vivir en cinco países porque estás unas cuantas semanas adaptándote a una cultura y luego te vas a otra cultura, otro clima, otro idioma, así que me ayudó un montón”, destacó sobre su travesía universitaria en Tailandia, Reino Unido, Austria y Suiza, entre otros.

Al terminar su reto académico internacional, Cruz Lebrón comenzó a trabajar como coordinadora para las delegaciones nacionales en el Comité Olímpico. Tenía 26 años.

Desde entonces, no se ha detenido en su interés de aportar su experiencia, conocimientos y entusiasmo al acompañar a las delegaciones que representaron a Puerto Rico en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020, además de los Juegos Panamericanos Junior y los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing, entre otros.

“Estuve en Tokio como subjefa de misión de la delegación olímpica, estuve como jefa de misión de la primera delegación para los Juegos Panamericanos Junior que tuvo Puerto Rico y que fue la primera edición de esos juegos, y tener una jefa de misión mujer fue significativo y joven, así que los atletas estaban bien identificados conmigo. Fue una bonita experiencia y hace poco fui como jefa de delegación a los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing”, manifestó.

“Fui testigo de las dos medallas de oro: Mónica Puig y Jasmine Camacho Quinn. Son cosas que uno se cuestiona de que hay tanta gente que quisiera estar en mi lugar y de momento tú tener el privilegio de estar en esos momentos históricos, pues, hay que darle valor e importancia”, expresó.

Un escenario dominado por varones

“Mi sueño como atleta era ir a los Juegos Olímpicos. Cuando entré a la universidad, les decía a los profesores que quería estar en la administración deportiva. Si todavía hoy la mujer en la administración deportiva está rezagada, imagínate cuando yo estudiaba hace 10 años atrás. Los profesores se sorprendían porque casi todo el mundo que estudiaba Comunicaciones quiere ser periodista o dirigirse a otras cosas, no específicamente al deporte y ya yo estaba dirigida a eso”, relató.

“En mi sueño y mi cabeza era poder cubrir y trabajar en unos Juegos Olímpicos y lograr estar allí apoyando a nuestros atletas, saber que soy una parte esencial para que funcione la delegación y para que los atletas se sientan bien. Ahora cuando miro atrás, me satisface y me hace sentir orgullosa y lo logré en un ambiente que todavía se percibe de hombres. Hasta el momento estoy satisfecha”, admitió quien ha recibido el apoyo de precisamente una mujer para su desarrollo, la presidenta del Comité Olímpico de Puerto Rico, Sara Rosario, quien es la única mujer en haber ocupado ese puesto en la Isla y una otrora jefa de misión de delegaciones boricuas.

Betsmara Cruz es madre de Adrián Erasmo, fruto de su matrimonio con el abogado jayuyano Roberto Padua.
Betsmara Cruz es madre de Adrián Erasmo, fruto de su matrimonio con el abogado jayuyano Roberto Padua. (Suministrada)

Mujer, esposa, madre y profesional

Lograr un balance casi perfecto en su agitada agenda, fue uno de los retos más importantes para esta guayamesa que, además de completar una carrera en Derecho de la Universidad Católica de Ponce, se atrevió a estudiar para la reválida sin dejar a un lado a su bebé Adrián Erasmo, fruto de su matrimonio con el abogado jayuyano Roberto Padua.

“Cuando fui a coger la reválida yo estaba lactando, que fue otro reto más; ya que al tener el bebé y tener que estar lactando yo no me podía despegar de él como usualmente lo hacen los estudiantes de Derecho que se encierran a estudiar, pues yo tenía que estar con mi bebé al lado. Así que conllevó mucha concentración y automotivación”, resaltó.

De hecho, su trabajo como jefa o subjefa de misión olímpica conlleva otros sacrificios, entre estos, dejar a su pequeño en la Isla pues la jornada diaria con los atletas fluctúa entre 12 a 15 horas diarias.

“Para la misión de Tokio tuve que estar unos cuantos meses haciendo un banco de leche para dejarle a Adrián porque no le cae bien la lactosa. También, el bebé tenía un año y empezó a caminar estando yo en Tokio, que yo me perdí esa etapa”, lamentó.

“A veces me pregunto que si lo que hago es una locura, pero creo que cuando él crezca y entienda lo que mamá estaba haciendo por nuestro país y por nuestros atletas, yo creo que no va a haber enojo”, aseguró.

Entre sus metas a corto plazo están el abrir una oficina legal junto a su esposo en Guayama, además de continuar su evolución en otros proyectos.

“Definitivamente, siempre miro a seguir haciendo administración deportiva ya sea a nivel nacional o internacional, es lo que me apasiona. Así que ahora mismo estoy buscando un balance entre esos dos trabajos. Como mamá, creo que me espera seguir criando a mi hijo en los caminos del bien y ser buen guía para él tal cual fueron mis papás conmigo”, puntualizó.

“Para mí, Guayama es mi niñez, mi desarrollo y es donde estoy y quiero criar a mi hijo porque regresé a vivir a Guayama. Ahora se está viendo cómo el pueblo se está desarrollando con un montón de emprendedores y jóvenes que, como yo, estudiaron fuera y ahora están regresando a su pueblo. Es un pueblo maravilloso, tranquilo y de gente buena”, asintió.