Ver a los atletas de Special Olympics realizados y a sus familiares premiados es otra cosa, es especial.

La delegación de Puerto Rico de Special Olympics que participó en los Juegos Latinoamericanos de Olimpiadas Especiales en Paraguay llegó con sus 63 medallas y se mezcló con la familia que le recibía con pancartas en sus manos, con el orgullo en la garganta, con la palabra ‘amor’ en los labios, haciendo de unos de salones de recepción de Aerostar en el aeropuerto Luis Muñoz Marín en un podio gigante de alegrías.

“Esta delegación superó la expectativas”, dijo el presidente de Special Olympics de Puerto Rico, Arnaldo Pérez Morales.

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El atleta Johnell Torres, con autismo, llegó con sus medallas ganadas en tenis de mesa y fue recibido por sus orgullosos padres, Mary Ortega y Francisco Torres, quienes le vieron desde Puerto Rico realizarse en el deporte que Adriana Díaz ha hecho uno nacional.

Lleva poco en el deporte, luego de un intento en el baloncesto. Pero se enamoró de éste al hacer, para un proyecto de escuela, una raqueta de cartón. Y regresó de Paraguay campeón en su estreno, porque como dijo el domingo el dirigente del Pabellón de la Fama del Deporte Puertorriqueño, Lino Rivera, el sello de campeón está en donde dice ‘Hecho en Puerto Rico’.

Y sus palabras parecían las de un atleta adulto, que creció deportiva y personalmente.

“Es un honor haber ganado medallas para Puerto Rico en mi primera competencia internacional. Fue una bonita experiencia. De verdad que me gustó. Se sintió otra cosa. No tengo palabras para eso”, dijo Johnell.

La alegría era desbordante entre todos los presentes.
La alegría era desbordante entre todos los presentes. (Suministrada)

La delegación era de aproximadamente 70 atletas, incluidos familiares, entrenadores y administradores. Produjeron 29 medallas de oro, 22 de plata y 12 bronce. También produjeron una de las mejores fanaticadas en las gradas, lo que es de imaginar conociendo al boricua solidario.

“Lo bonito fue que, además de animar a sus hijos, los padres nos siguieron de disciplina en disciplina para apoyar a los compañeros y, ciertamente, nos hicimos sentir”, dijo Pérez.

Al atleta Jorge López Rodríguez no le cabían las medallas en el pecho, del mismo modo que a sus padres, Jorge y Suzette, tampoco le daba el cuerpo entero para aguantar su alegría y orgullo.

Jorge es atleta de halterofilia. Fue descubierto como levantador de pesas en la Escuela IMEI en Río Piedras hace tres años por el asistente de la escuela, Javier Bonilla, y elevó su nivel en las barras con la coach Ana González

Y en Paraguay rompió marcas personales y dio abrazos olímpicos.

“Para él romper su marca personal fue lo máximo. Si él estaba contento, su coach estaba más contenta. Y verle correr a él hacia ella fue un premio para él y lo que es un premio para mí. Su alegría es mi alegría”, dijo su señora madre.

La delegación vio acción en tenis de campo, gimnasia, baloncesto, natación, como el nuevo miembro del Pabellón de la Fama, José Juan Barea, que jugaba hasta ‘bolita y hoyo’ en su desarrollo. Vio acción tambjén en atletismo, entre otras disciplinas.

La gimnasta Natalia Colón fue recibida por sus padres, Edwin Colón y Maritza Suárez, sus hermanos Edwin y Patricia. La familia de Guaynabo celebra como una los logros dorados de Natalia, quien también se estrenó hace poco en la disciplina.

“Nunca había ido, pero fue espectacular. Natalia estuvo distinta. Más seria, concentrada y confiada en ella. Y nosotros sumamente orgullosos y sorprendidos, sobre todo”, dijo Edwin padre, quien regresó un día antes que la delegación.