Dos de los mejores jinetes del mundo son del barrio La Gloria
Los hermanos Irad y José Luis Ortiz le dan orgullo a Trujillo Alto y a todo Puerto Rico.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Trujillo Alto. Si el barrio La Gloria de este municipio fuera un aparato de salida de carreras de caballos, al menos 10 puestos tendrían ejemplares montados por jinetes naturales de esta comunidad.
Entre esos se destacan y le dan más gloria al barrio, los hermanos Irad Ortiz Jr. y José Luis Ortiz, quienes salieron de allí ya hace unos 12 y 13 años para emigrar a Estados Unidos y convertirse allá en dos de las máximas estrellas de la hípica de norteamérica, además de candidatos a ganar este sábado el evento magno Estados Unidos, el Kentucky Derby.
Son orgullo y sigue siendo los querendones del barrio, pese a su fama.
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“Para Trujillo Alto, para mis amistades y para mí, son un orgullo. Son de los mejores del mundo y seres dados para su familia y amistades. Siempre están ahí colaborando para Trujillo Alto”, dijo José ‘Kikito’ Pacheco, vecino de La Gloria y propietario de la agencia hípica 187 que este sábado debe estar llena para ver a los Ortiz intentar ganar el Kentucky Derby.
Su fama y orgullo se elevará a niveles superiores si ganan el Derby, ya sea Irad sobre el favorito Forte o José Luis sobre el candidato Kingsbarns, ya que esa carrera define a sus ganadores, los inmortaliza.
Entonces se convertiría en leyenda lo comenzó en la calle 3 del sector Pellín Cruz de La Gloria, en la década del 1990, en donde los vecinos cuentan que los hermanos tuvieron sus primera ‘montas’
La calle 3 es una cuesta empinada y al final de ésta, en una casa de dos plantas de la familia Ortiz Morales, nacieron y se criaron los hermanos y futuras estrellas. Irad es el mayor con 30 años hoy día. José Luis es un año menor.
En la casa de al frente también nacieron, durante el mismo tiempo, otros jinetes, como los hermanos Díaz, quienes son primos de los Ortiz. Jinetes de tercera generación, los Díaz también tienen activos en Estados Unidos a Héctor Rafael, hijo. En tanto, su hermano Héctor Miguel ya no monta por las consecuencias que dejó sobre su físico una aparatosa caída sufrida en el 2015.
Dicen los vecinos que allí, en la calle 3, los Ortiz y los Díaz comenzaron a jugar a las carreras de caballos utilizando canicas que tomaban vida de caballos en sus mentes infantiles. Las colocaban en un arrancadero imaginario y las soltaban cuesta abajo. Le seguían el rodar sobre el vitumúl como si estuvieran montando caballos y las llevaban hasta la meta a imagen y semejanza del jinete original de la familia, el abuelo Irad Ortiz.
“Aquí echaban las canicas a correr, como si estuvieran montando”, recordó la vecina de al lado de la antigua casa de los Ortiz Morales, Aida O’Farrill. “Siempre estuvieron en lo de los caballos. También me rompieron las ventanas de la casa jugando pelota”.
En la casa de atrás de los Ortiz Morales nació y creció también la jugadora de béisbol, Kiara Resto, quien fue seleccionada como la representante femenina de la Federación de Béisbol en la Cena Olímpica 2022 del Comité Olímpico de Puerto Rico.
De montar canicas, las carreras evolucionaron a montar caballos reales. Irad Ortiz padre adquirió, para los hermanos, unos caballitos para que los montarán. Sus primeras montas fueron en la calle, en el sector, en el barrio, por carreteras, ríos y caminos de este campo cercano a San Juan.
“Hacían carreras por ahí, a pelo, porque no tenían sillas”, recordó Luis Pizarro, amigo de los Ortiz.
El enfoque de los chicos era hacia la hípica, aunque también jugaron otros deportes, sobre todo el béisbol, que es su segunda pasión y es el deporte que los ha llevado a conocer y a tener de amigos a otra estrella del deporte boricua, el relevista de los Mets de Nueva York, Edwin ‘Sugar’ Díaz.
Jugaron en el parque Daniel Cotto O’Farrill e hicieron combinación de campo corto y segunda base. También jugaron baloncesto en la cancha del complejo deportivo, entre otros deportes.
“Crecieron en este parque también; jugando entre 5 y 6 años hasta 15 y 16 años. Aqúi jugaron pelota, baloncesto, canicas, patinetas, montaron caballos a pelo”, recordó José Sánchez, vecino del barrio.
El llamado a la hípica pudo más que el baloncesto y el béisbol, y de teenagers ingresaron en la escuela vocacional hípica Agustín Mercado Reverón, que tan buen nombre le ha dado a la hípica boricua por los jinetes que ha dado para el mundo, como el miembro del Salón de la Fama, el carolinense John Velázquez.
Irad se graduó en el 2010 y emigró hacia la hípica de Estados Unidos un año después. José Luis, por su parte, le siguió los pasos con el diploma en el 2011 y el debut en Estados Unidos en el 2012.
El resto, como dice el refrán, ha sido historia, además de orgullo para Puerto Rico y su hípica.
Los Ortiz se combinan para coleccionar cinco de los últimos seis premios Eclipse, que cada año reconoce al jinete más destacado de la hípica de Norteamérica. Han ganado en ese periodo cuatro carreras de la Triple Corona estadouidense, así como pruebas internacionales en Medio Oriente. En el 2022, en Venezuela, los Ortiz dieron un espectáculo en la Serie Hípica del Caribe al combinarse para ganar cinco de las seis carreras clásicas de la Serie.
Y en su etapa internacional han sido profetas en su tierra al montar en el hipódromo Camarero de Canóvanas ante gradas llenas, como en la Serie Hípica del Caribe 2022 y en el programa del Clásico Día de Reyes del 2020.
Pero dentro de tanta grandeza, uno de sus principales amigos y seguidores, ‘Kikito’ Pizarro, se siente más orgulloso porque los Ortiz regresan a La Gloria cuando pisan Puerto Rico y visitan la agencia hípica 187, que es de su propiedad.
Allí los Ortiz regresan a sus raíces y muestran la calidad humana que sigue distinguiéndolos.
“Aquí, en la agencia, era un sitió de ellos estar. Y es una agencia a la que siempre se dan su visita para estar con su gente, para jugar dominó, a jugar billar con nosotros”, dijo.