Carlos Tarrats, el exárbitro del BSN y dueño de caballos en Camarero, ahora es entrenador hípico
Recién se graduó del oficio y vive contento que a sus 65 años ya nadie le grita “¡Arbitro pillo!”
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Canóvanas. En la Clase Graduanda de Entrenadores de Caballos 2024 en el hipódromo Camarero hay un ‘veteranito’ que se llama Carlos Tarrats.
Usted -lector- seguramente le reconoce como el exárbitro de baloncesto que trabajó a fondo en el BSN, así como en eventos internacionales en que Puerto Rico estuvo activo. De los mejores en su época.
Sí; ese Tarrats, ya retirado del ‘pito’, está en Camarero extiendo su vida productiva y dándole riendas a una pasión hípica que es cultura del residencial Las Margaritas en que este deportista se crió en San Juan.
“La edad es un número”, dijo Tarrats, quien a los 65 años se graduó en diciembre del curso de entrenadores de la Escuela Hípica Agustín Mercado Reverón. “No importa los años que el Señor nos permita vivir aquí, siempre tenemos la oportunidad de seguir innovando, rehaciéndonos en la vida. Estuve 38 años pegado detrás de un silbato y siempre ligado al hipismo ya que tuve una agencia hípica en el residencial Las Casas. Esa mecha hípica siempre estuvo encendida, esperando una oportunidad y, cuando me retiro del silbato, se me da una oportunidad de ingresar en Camarero”.
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Tarrats no es nuevo en Camarero; ya era dueño de caballos previo a graduarse como entrenador en diciembre. Es propietario del establo Tarrats NACC Racing junto a socios como el entrenador Julio Casablanca, que lo ingresó de lleno en Camarero en el 2022
“Gracias a Julio ya no estaba en una silla como dueño de agencia hípica, sino bregando con ellos aquí (cuadras) todas las mañanas”, acreditó Tarrats, quien también agradeció a Agustín Gabriel, del Establo Arecibo.
Desde el 2022 al 2024, Tarrats NACC Racing presentó 58 ejemplares, de los cuales ocho fueron ganadores. También tuvo nueve segundos lugares y cuatro terceros. Tuvo premios de $45,894.
Ya dentro de Camarero y habiéndole tomado el gusto a las madrugadas de cuadras, Tarrats dijo que quiso dar el siguiente paso: convertirse en entrenador de caballos. Es una movida común entre los dueños de establo.
Y en el 2023 siguió la convocatoria de la Escuela Hípica y se matriculo.
“Primero lo consulté con mi esposa porque vivo en Quebradillas y tenía que viajar a Canóvanas en las mañanas. A veces me hospedaba con mi hija. Y casi en las manos de Raúl ‘Rauli’ Cruz, quien no es únicamente el profesor; ese me adoptó como hijo en los 18 meses del curso de entrenadores, no solamente preocupándose por el aprendizaje, sino por mi salud y bienestar. A ese viejo lo llevo en el corazón”, reconoció.
Mientras tomaba el curso, la escuela y Camarero le permiten a los candidatos a entrenadores a presentar ejemplares en los programas oficiales del hipódromo.
Así, Carlos Tarrats el entrenador ensilló ocho caballos en el 2024 y no ganó, pero estuvo en los chavos cinco veces. Y más importante aún, no le gritaron “¡Árbitro pillo!”
“Estoy maiden todavía. Estoy cerca de ganar”, dice Tarrats entre risas. “Pero los caballos me han corrido bien y eso ya es una satisfacción”.
“Aquí (en Camarero) nadie me grita. Nadie me amenaza a la hora de salir de la cancha porque su equipo perdió. Aquí esos caballos son nobles y la gente reconoce lo difícil que es este negocio. En el baloncesto la culpa era mía. Aquí es totalmente diferente”, dijo.