Este año se cumplen dos décadas de la ocasión en que el gran corredor nativo Verset’s Jet se convirtió en campeón tresañero de la región al dominar sobre diez rivales en el Clásico del Caribe de 1993.

El hijo del semental Tri Jet fue montado por el entonces veterano Juan Cintrón para el establo Mandarria. El entrenador fue Jorge “Pucho” Maymó, dando paso a una historia nostálgica.

Resulta que Verset’s Jet era un hijo de la yegua Verset’s Dancer, que diez años antes resultó también ganadora del Clásico del Caribe. Para ese evento, Verset’s Dancer presentó el entrenamiento de José “Chiqui” Maymó en sustitución de su hermano Javier, quien atravesaba una suspensión.

Javier, conocido en la hípica por su apodo de Babi, era el padre de Jorge, el preparador de Verset’s Jet. Así que se produjo una relación de descendencia directa entre los entrenadores, como en ambos ejemplares, situación única en el evento hasta el momento desde su inicio en 1966.

Verset’s Jet, criado por Wilber Parkhurst, fue un ejemplar que se caracterizó por haber sido operado en múltiples ocasiones, lo que provocó que no viera acción como dosañero y que debutara bastante tarde, a sus tres años.

Su debut se produjo el 8 de agosto de 1993 y finalizó en la cuarta posición contra un grupo de ganadores y en carrera dominada por Sr. Testigo, con Slurry Oil terminando segundo y The Student, tercero.

Fue en su quinta salida oficial, el 4 de octubre, que Verset’s Jet logró su primera victoria, montado por Cintrón en un grupo no reclamables a la distancia de 1,800 metros y ante cuatro rivales.

Luego de esa carrera, sus intereses optaron por incluirlo en la Copa Budweiser, entonces única prueba de clasificación por Puerto Rico para el Clásico del Caribe. En ella, Verset’s Jet finalizó tercero, detrás de Imbuia Pajoquí y El Inquieto, que clasificaron para el evento internacional.

Pero Imbuia Pajoquí no pudo participar en la carrera debido a una situación física y Verset’s Jet entró como sustituto para representar a la Isla en el evento internacional, al que llegó sin grandes expectativas debido a la calidad de sus rivales.

Entre ellos, se destacaba el panameño Aquiles, que se presentó al Clásico del Caribe como campeón dosañero y tresañero en su país. También el venezolano World, que entre sus victorias contaba con dos clásicos a sus tres años, presentándose así como una de las grandes promesas de su país en la carrera.

Al ordenarse la salida, Slurry Oil arrancó disparado hacia adentro, arremolinando varios ejemplares, lo que llevó a Verset’s Jet a escaparse al frente desde temprano.

Aunque fue amenazado antes de entrar a la recta final, su jinete Cintrón pudo trabajar la situación adecuadamente para llevarlo a un histórico triunfo.

Luego de ese logro, Verset’s Jet se convirtió en uno de los principales nativos de mediados de la década de 1990, al punto que ganó la Copa Confraternidad de 1994 para convertirse en el primer ejemplar que domina ambos eventos internacionales.