Médico declara en juicio que Maradona no debió ser internado en su domicilio
Destaca que así lo sugirió al grupo que atendía al exjugador cuando fue consultado si podía ser llevado a la casa en lugar a una clínica.

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Un médico afirmó que Diego Maradona debió haber sido derivado a un centro de rehabilitación especial para recuperarse de la operación quirúrgica a la que se sometió en 2020, en lugar de cumplir una internación domiciliaria en la que falleció poco después.
“Tendría que haber ido a una clínica de rehabilitación...un lugar más protegido para él”, dijo el martes Mario Alejandro Schiter, quien atendió a Maradona durante dos décadas, en el juicio a siete profesionales de la salud por la muerte del astro argentino.
El exfutbolista fue operado de un hematoma en el cerebro en una clínica a principios de noviembre del 2020 y el día 25 de ese mes, durante la internación domiciliaria que cumplía en una casa en las afueras de Buenos Aires, falleció de una cardiopatía.
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Schiter, quien atendió a Maradona debido a su problema de adicción a las drogas, afirmó ante los jueces del tribunal que “conociendo al paciente no hubiese sugerido una internación domiciliaria, no era sencillo de manejar por conocimiento directo de haberlo tratado en el peor momento de su vida”.
Maradona era considerado por diferentes profesionales de la salud y allegados, como un paciente difícil, que intentaba imponer su voluntad.
Según la autopsia, el exfutbolista murió a los 60 años a causa de un edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca congestiva reagudizada.
Los fiscales aseguran que los siete profesionales que estaban encargados de cuidar al exfutbolistas y que fueron imputados en el proceso —el neurocirujano que supervisó la operación en el cráneo, una psiquiatra, un psicólogo, médicos y enfermeros— actuaron con negligencia al no brindarle la atención adecuada, lo que habría desembocado en su muerte. Esto durante el juicio que encabeza un tribunal del municipio bonaerense de San Isidro.
A los acusados, que han negado los cargos, les podría caer una pena máxima de 25 años de prisión.
Schiter participó en una reunión con las autoridades de la clínica donde el exfutbolista fue operado en la que también estaban representantes de la empresa privada de medicina que cubría sus tratamientos de salud.
Schiter aclaró que él sólo fue consultado, sin tener poder de decisión, y que finalmente los directivos de la clínica “vinieron y me comunicaron que optaron por una internación domiciliaria”.
Según algunos testigos del juicio, la vivienda a donde Maradona fue derivado carecía de los aparatos médicos necesarios.
Al ser consultado qué implicaba una internación domiciliaria, el médico afirmó que debe contar entre otras cosas con “una unidad cardioprotegida, un desfibrilador por si fuese necesario, un electrocardiógrafo, análisis de laboratorio, un saturometro, un monitor, la asistencia de oxígeno y un equipo de ventilación no invasiva”.
Schiter, quien además fue observador en la autopsia al cuerpo de Maradona, dijo que su impresión fue que sufría “una insuficiencia cardíaca que la tenía latente”.
Señaló que cada vez que veía al exjugador en los medios de prensa, “estaba con sobrepeso, disnea, fatigado, con la forma de hablar aletargada y pausada, y me hacía sospechar de alguna de sus enfermedades de base como cardiopatía”.
Luego señaló a partir de imágenes proyectadas en un monitor de Maradona ya sin vida que “con todos los elementos me hace pensar que hubo un incumplimiento de cuidados modificables, que fue generando insuficiencia cardíaca”.
Sobre el abultado abdomen de Maradona señaló que “le llevó unos cuantos días acumular ese líquido”.
Schiter acotó que en enero del 2000, cuando trasladaron al exjugador a Cuba para atender su problema de adicción a las drogas, tenía “un cuadro de insuficiencia cardíaca severa e hipertensión”.
Está previsto que el juicio transcurra hasta mediados de año.